Punto y seguimos | La motosierra ecuatoriana

29/07/2025.- Cuando se habla de políticas neoliberales inclementes contra el pueblo en nuestro continente, la principal referencia es la Argentina de Javier Milei, con su desmantelamiento vociferado del Estado, la entrega y sumisión a potencias extranjeras, la venta de empresas públicas y pare usted de contar. Sin embargo, hay otra nación en Suramérica a la que se le está aplicando una motosierra digna de Leatherface, el protagonista del filme de terror La matanza de Texas.

El Ecuador "gobernado" por Daniel Noboa es una verdadera pesadilla. El joven empresario, heredero de una dinastía de exportación de banano y cuyo padre fue candidato presidencial varias veces, destaca por diversas cosas: destaca su desapego con el país que gobierna —fue criado en los Estados Unidos y ha pasado más tiempo fuera del país que cualquier otro presidente ecuatoriano—, su exposición mediática cínica —lujos, viajes y fiestas— y su implacable aplicación de políticas que van incluso más allá de las imposiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), con el cual, dicho sea de paso, endeudó al país por cinco mil millones de dólares.

Hace pocos días, anunció el despido de cinco mil empleados públicos y la fusión (desaparición) de carteras ministeriales cuya creación había supuesto un avance en las políticas de derechos ciudadanos, como los Ministerios de Cultura, Deportes, Mujer y Derechos Humanos, Ambiente, Turismo, Educación Superior, Ciencia y Tecnología, por mencionar algunos.

Daniel Noboa hace quedar a Milei como un ineficiente en el uso de la motosierra.

El Ecuador del 2025 poco se parece al de hace diez años, cuando la Revolución Ciudadana consolidaba avances y derechos. Hoy es un país sumido en la violencia, con motines carcelarios grotescos y con cientos de muertos, sicariato, vacunas, una estructura de narcotráfico que permea todo el territorio y las fuerzas policiales y militares. Estas se han dedicado —con la protección del Ejecutivo— a reprimir a la población y a abusar de su fuerza, llegando a casos tan graves como el secuestro, tortura y asesinato de niños.

Ahora, luego de años de retorno, los ecuatorianos vuelven a migrar en busca de oportunidades. Aunque solo se habla de Venezuela en los medios, lo cierto es que —según la Flacso— entre 2022 y 2024, 103 mil 185 personas de Ecuador cruzaron la selva del Darién; entre 2020 y 2024, más de 374 mil ecuatorianos fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y, actualmente, su tasa migratoria es de 0,92 por cada mil habitantes. Ello significa que ya se está viendo afectada la totalidad de su población, con estudios que estiman, además, que 1,2 millones de personas tienen intenciones de migrar.

La masacre del neoliberalismo es visible, aunque muchos intenten convencernos de que es el mejor camino. Los casos de Argentina y Ecuador no mienten. Inflación, desempleo, migración, violencia y hambre son los resultados de confiar en quien ama el capital antes que a las personas. Eso sí, la prensa y las potencias se desgranarán en felicitaciones y loas a estos países. Y no es cinismo: ellos sí tienen razones para celebrar.

 

Mariel Carrillo García


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