Hablemos de eso | No se puede voltear la cara
27/07/2025.- El video se ha visto poco. Muchos medios no lo exhibieron. Las imágenes muestran a un grupo de hombres que han abordado un camión cargado de sacos de harina. Los que están arriba rompen las bolsas, arrojan una parte de la harina al suelo y las van pasando a los que están abajo, que terminan de romperlas y vaciarlas. Son los llamados "colonos" israelíes y la carga es parte de los magros suministros que las autoridades israelíes permiten que ingresen a la Franja de Gaza.
Los "colonos" son civiles organizados y armados. No constituyen parte formal de las fuerzas de defensa israelíes, aunque en verdad han acompañado o ido delante del ejército o de la aviación para desalojar casas y tierras que siempre habían pertenecido a familias palestinas. Estas son echadas por la fuerza y después destruyen sus casas, incendiándolas o derrumbándolas con maquinaria pesada. En los espacios que "se van vaciando", se construyen urbanismos (viviendas y equipamiento urbano) que son ocupados por las familias de los colonos. Esos territorios han sido invadidos sistemáticamente desde hace casi ochenta años. Alrededor de ellos y para "protegerlos" se han construido muros e instalado fuerzas militares que encierran a la población desplazada. De esos desplazamientos se fue poblando Gaza, y también se llenaron "campamentos" en Jordania, Líbano, Siria…
En la Franja de Gaza, la gente palestina que ha podido eludir los bombardeos y la metralla muere de hambre, y no es en sentido figurado. No les basta haber restringido el ingreso de alimentos, medicinas y combustible a la Franja, que es un gigantesco campo de concentración donde la gente está encerrada por los muros, y el mar y el aire están bloqueados y custodiados por las fuerzas armadas sionistas.
La "presión internacional" —que es un subterfugio para hablar de las protestas de los que, en todo el mundo, manifiestan su indignación y cuestionan a los gobiernos que son cómplices del genocidio— ha permitido el ingreso de algunos suministros, pero bajo la custodia y administración de organizaciones autorizadas por Estados Unidos e Israel. Las colas de gente que acude a intentar conseguir algo para comer han sido atacadas sistemáticamente. Más de cuatrocientas personas han sido asesinadas durante esos procedimientos.
El 23 de julio, el diario El País de España —que ha apoyado irrestrictamente el genocidio contra el pueblo palestino— informa:
Diez personas han muerto en las últimas 24 horas en Gaza por inanición, según el Ministerio de Sanidad del enclave (…) El número total de muertes por esta causa en el enclave sube así este miércoles a 111. Más de un centenar de organizaciones internacionales y palestinas han pedido un alto al fuego inmediato y permanente y levantar todas las restricciones de acceso a la Franja, pues su personal al igual que la población gazatí "se están consumiendo" debido al hambre.
Durante meses, Israel ha bombardeado con saña la Franja y la ha invadido. Los asesinatos reportados superan las 60 mil personas, de las cuales más de la mitad son niños, niñas y mujeres. Han destruido cerca del 80% de las viviendas, los campos, las escuelas, los templos, los hospitales y otros centros de salud. No se puede precisar cuántos muertos se encuentran bajo los escombros. La BBC —otro de los medios que han respaldado a Israel bajo subterfugios— no oculta que, en los últimos días, "Israel ha demolido miles de edificios en toda Gaza desde que se retiró del alto al fuego en marzo y, en las últimas semanas, han arrasado ciudades y suburbios enteros, en los que vivían decenas de miles de personas".
Continúa:
Las imágenes satelitales muestran una destrucción masiva en varias zonas que el mando militar israelí afirma tener bajo control operativo (…) Gran parte de esta destrucción ha sido provocada por demoliciones planificadas, tanto de edificios ya dañados como de otros que aparentemente se encontraban en buen estado.
Un genocidio es la aniquilación de un pueblo mediante el exterminio y la destrucción de sus condiciones de vida. Un genocidio está ahora en marcha, con todos sus horrores.
Desde los Estados Unidos, hace semanas, el presidente Trump ha manifestado su deseo de instalar en Gaza un complejo turístico de lujo. Ya no tiene vergüenza ni intenta esconder su complicidad con el genocidio. En su crisis terminal, el imperialismo ha abandonado los subterfugios.
En Palestina, muere la humanidad toda. El despliegue de crueldad no puede tener freno sin la fuerza de los pueblos. Palestina, su resistencia y su liberación tienen que ser una causa común de la humanidad.
Humberto González Silva