Vitrina de nimiedades | ¿Hasta cuándo se puede silenciar un genocidio?
26/07/2025.- No sabemos cuántos horrores vio el primero en admitir que la verdad es la primera víctima de la guerra (y de cualquier forma de asedio). Quizás, habría pensado en un futuro con más sofisticación bélica, que la hay, y menos barbarie al estilo clásico. En sus estimaciones no estaría un genocidio tan dantesco como el sufrido por el pueblo palestino, cuyo impacto reconocen hoy las corporaciones mediáticas, no solo por las noticias que difunden, cuya línea editorial es discutible, sino por el costo para sus propios reporteros en el terreno.
Esta semana, la Asociación de Periodistas de la Agencia France Presse denunciaba la situación del equipo periodístico que ha podido mantener en la Franja de Gaza luego que la prensa internacional fuera expulsada de la zona. Se trata de gazatíes sometidos a la misma violencia que el resto de los pobladores, con la privación de alimentos como mecanismo de ataque, una coyuntura que representa para la organización el riesgo de una situación inédita: “Ninguno de nosotros recuerda haber visto morir de hambre a un colaborador”.
A esta alerta se sumaron días después las agencias Reuters y AP, así como la cadena BBC, que advierten que los reporteros son "cada vez más incapaces de lograr alimentos para sí mismos y sus familias”. Por esa razón, claman por el ingreso de la prensa internacional y de la asistencia humanitaria, un llamado que llega mientras la ONU pide el ingreso de más de 6.000 camiones con insumos y alimentos.
Podríamos inscribir estos llamados en el creciente clamor internacional por el cese de un crimen que parece irrefrenable, en una suerte de despertar bastante tardío. Sin embargo, no podemos soslayar que otras voces ya se habían alzado en contra de esta sistemática violación de los derechos humanos y del derecho internacional. Organizaciones comprometidas con la causa palestina se han mantenido firmes en sus denuncias y movilizaciones. Eso también incluye la condena al asesinato de decenas de reporteros mientras cumplían su labor, quienes hasta ahora parecen condenados al olvido en la historia del periodismo contemporáneo.
En este punto, sería tonto cuestionar a quien clame por el fin de la sistemática agresión de Israel contra el pueblo palestino. Nunca sobrarán voces: de hecho, gobiernos promueven iniciativas ante la evidente ineficacia del sistema multilateral. Sin embargo, este escenario nos exige reflexionar sobre cómo es posible que hayamos llegado a este punto, por qué esperar que el peligro nos aceche para reaccionar cuando han sido asesinadas más de 60 mil personas. Como periodistas, ¿qué hemos dejado de hacer? Como personas, ¿qué más debe pasar para construir un sólido movimiento por la vida misma? Como humanidad, ¿qué hemos perdido?
En este lento despertar, algunas verdades de perogrullo parecen cachetearnos. Hacerse los sordos ante un genocidio es tanto como mirar a otro lado mientras nos arrastra un tsunami. El tiempo puede pasar, pero el estruendo de la injusticia no puede ignorarse.
Rosa E. Pellegrino