Letra invitada | La educación en Venezuela es...
resistencia, esperanza y compromiso
22/07/2025.- Hablar de educación en Venezuela es hablar de resistencia, de compromiso humano y de esperanza. No es un secreto que el país atraviesa desde hace años una situación económica compleja, agravada por las medidas coercitivas unilaterales impuestas por el gobierno de los Estados Unidos y otras potencias internacionales. Estas sanciones, más allá de cualquier explicación diplomática, son bloqueos reales que asfixian financieramente al país, dificultando la compra de alimentos, medicinas, materiales escolares, equipos tecnológicos, libros y todo lo necesario para el funcionamiento cotidiano de las escuelas. Sin embargo, y pese a este escenario adverso, Venezuela no ha detenido su marcha en la defensa del derecho a la educación.
Las sanciones no son un concepto abstracto. Han dificultado la compra de insumos básicos, la importación de tecnología educativa, la cooperación con organismos multilaterales, el mantenimiento de escuelas y una mejor remuneración salarial a los trabajadores del sector. Incluso, han llegado a bloquear las transferencias internacionales destinadas a adquirir libros o equipos tecnológicos para niños y jóvenes venezolanos. Han sido años duros, años en los que muchos maestros y maestras se han multiplicado para sostener las clases con lo poco que tenían, y en los que muchas familias han hecho esfuerzos extraordinarios para mantener a sus hijos en la escuela, aun cuando la situación económica les exigía otras prioridades.
A pesar de las dificultades internas y del contexto económico adverso, Venezuela continúa dando pasos firmes en la defensa del derecho a la educación, como lo evidencian los recientes informes de organismos internacionales. Más allá de las circunstancias, el país mantiene un compromiso sostenido con el acceso universal al conocimiento y la inclusión educativa, reafirmado durante la Reunión Intergubernamental (categoría II) de la Unesco, celebrada en su sede principal en París, Francia, en mayo de este año 2025.
En dicho encuentro, Venezuela participó de manera activa, mediante su delegación permanente en sala y cuatro expertos en línea, bajo la rectoría del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología. Así, expuso sus avances en temas estratégicos como la promoción de la mujer en la ciencia, la ética en la neurotecnología y la preservación de los saberes ancestrales. Además, la Unesco ha reconocido el posicionamiento del país entre las primeras naciones del mundo en matrícula universitaria, los avances en educación intercultural a través del rescate de las lenguas indígenas y el fortalecimiento de la Red de Escuelas Asociadas. Estos logros demuestran que, más allá de las dificultades, Venezuela sigue apostando por la educación como un derecho humano fundamental y un eje estratégico para el desarrollo social y científico de la nación.
Por otra parte, la matrícula escolar sigue creciendo. Superar los seis millones de estudiantes inscritos es mucho más que una cifra: son seis millones de rostros infantiles y adolescentes que cada mañana llenan de vida las aulas de todo el país. Seis millones de esperanzas renovadas. Este dato refleja la confianza de las familias venezolanas en la escuela pública y gratuita como el camino hacia un futuro mejor. Que el país más bloqueado de América Latina mantenga y expanda el acceso gratuito a la educación no es un logro menor. Es una muestra más de resistencia, constancia colectiva y profunda humanidad.
Esta cifra representa a millones de niñas, niños y adolescentes que reciben alimentación escolar, participan en actividades culturales y deportivas, comparten sueños y aprendizajes, y construyen ciudadanía desde sus escuelas. Son familias que, aun en las circunstancias más difíciles, continúan apostando por la educación como un acto de fe en el futuro.
En cuanto al déficit de docentes, es cierto que en años anteriores la migración y la crisis económica golpearon fuerte el corazón del sistema educativo, pero esa realidad está cambiando. Más de 190 mil maestras y maestros están hoy en proceso activo de formación, duplicando la cifra alcanzada en el año escolar anterior. Esto no es solo un número; es la expresión de una decisión personal y colectiva de miles de venezolanos y venezolanas que, lejos de abandonar su vocación, optaron por quedarse y formarse como educadores. Cada nuevo maestro es un acto de esperanza.
El déficit docente se ha reducido en más del 50%, gracias a un plan nacional que no solo prepara nuevos profesionales, sino que también actualiza y fortalece el conocimiento pedagógico de quienes ya enseñan. A ello se suma el fortalecimiento de la formación de directivos y líderes escolares, quienes hoy cuentan con capacitación sistemática y especializada, consolidando una gestión educativa más eficiente, cercana y humanista.
Es importante destacar que la defensa y el fortalecimiento de la educación en Venezuela no es una responsabilidad exclusiva del Estado, como lo demuestran las múltiples experiencias y testimonios de participación activa del poder popular y de los padres y representantes organizados, quienes asumen un rol protagónico en esta labor. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la Ley Orgánica de Educación establecen el principio de corresponsabilidad entre el Estado, las familias y las comunidades en la gestión y sostenimiento del sistema educativo. El artículo 102 de la Constitución reconoce la educación como un derecho humano y un deber social fundamental, cuya responsabilidad es compartida. Por su parte, el artículo 6 de la Ley Orgánica de Educación establece que las comunidades organizadas tienen el deber de participar activamente en el mantenimiento, resguardo y funcionamiento de las instituciones educativas, como expresión del ejercicio democrático y del fortalecimiento del poder popular. Esta corresponsabilidad convierte a las comunidades en actores cruciales para garantizar espacios escolares dignos, seguros y funcionales para todos los niños, niñas y adolescentes del país.
Frente a quienes afirman que se han reducido las horas de clases, la realidad demuestra lo contrario. Este año se incrementaron los días y las horas efectivas de clases, recuperando el ritmo académico en miles de planteles. Esto ha sido posible gracias a la mejora progresiva de las condiciones laborales docentes y a la planificación cuidadosa que garantiza el cumplimiento de los aprendizajes en todos los niveles educativos.
En materia de infraestructura, los avances son igualmente tangibles. Más de 1415 escuelas fueron rehabilitadas y dotadas este año, a razón de 141 planteles recuperados por mes. Cada escuela recuperada es mucho más que una obra: es un espacio digno ganado para la infancia. Son techos reparados, baños funcionales, pupitres renovados y paredes pintadas. Sobre todo, es un ambiente humano y acogedor, donde estudiantes y docentes pueden reencontrarse con el derecho a aprender y enseñar.
Junto a lo visible, se avanza también en lo esencial: la actualización de los programas educativos. Matemáticas, Ciencias Naturales, Historia y Lengua y Literatura están siendo revisados y actualizados mediante un proceso nacional de consulta con universidades, especialistas y docentes de todo el país. El currículo se está repensando con una visión contextualizada y humanista, adaptada a las necesidades reales de los estudiantes venezolanos. Se trata de formar ciudadanos críticos, conscientes y comprometidos con un país soberano, productivo y solidario.
En paralelo, se ha reforzado la formación de los equipos directivos. Fortalecer el liderazgo pedagógico y administrativo en las escuelas es clave para garantizar un acompañamiento real y cercano al personal docente y al estudiantado. Hoy, más escuelas son espacios organizados, planificados y gestionados desde una perspectiva ética y humana.
Uno de los pilares más sensibles del sistema es el Programa de Alimentación Escolar (PAE), que ha incrementado su cobertura tanto en cantidad de niños atendidos como en platos servidos diariamente. Para muchas familias, este plato de comida no es solo un apoyo económico, sino la garantía de bienestar y nutrición para sus hijos. En medio del asedio económico, el alimento llega, y con él, la certeza de que la escuela sigue siendo un espacio protector.
Negar estos avances es desconocer la realidad vivida en miles de comunidades educativas a lo largo del país. No se trata de ocultar las dificultades ni de negar los desafíos, pero reducir todo el esfuerzo del sistema educativo a un listado de carencias o críticas fuera de contexto es intentar ocultar los evidentes esfuerzos por hacer justicia a lo que millones de venezolanos están construyendo cada día.
¿Hay cosas por mejorar? Sí, sin duda. ¿Tenemos desafíos por delante? Por supuesto que lo tenemos. Sin embargo, reducir todo el esfuerzo del sistema educativo a un listado de quejas desconectadas del contexto, o a juicios que no reconocen la magnitud de lo que se ha hecho con lo que se tiene no solo es injusto, sino que es una negación de la realidad. Una realidad en la que millones de personas están enseñando, aprendiendo, reparando, cocinando, planeando, investigando y construyendo país desde sus escuelas y comunidades.
En Venezuela, la educación no se ha abandonado. Al contrario, se ha defendido con pasión, compromiso y una certeza inquebrantable. La educación en nuestro país no es un simple servicio público, es la base de nuestra libertad, porque aquí educar es resistir y cada aula que permanece abierta es un acto de dignidad.
Douglas Mujica
Representante de los egresados ante el Consejo de la Escuela de Educación de la UCV
Franklin Albarrán
Jefe de cátedra de la Escuela de Educación de la UCV