Memorias de un escuálido en decadencia | Poesía

18/07/2025.- ¡Alumbra, lumbre de alumbre esta incertidumbre! Coño, esta dictadura es bien arrecha de verdad, terminó la Feria Internacional del Libro y al día siguiente arrancan con el Festival Mundial de Poesía, díganme ustedes si no es una verdadera sinvergüenzura esa vaina. De paso, en la Feria del Libro (perdonen que no le ponga internacional, porque no lo es), los libros más vendidos fueron los de Miguel Pérez y Tarek Saab; vengan acá, por favor, con mucha sinceridad: ¿creen ustedes que un país saldrá adelante leyendo a esta gente que no la conoce nadie? En qué cabeza cabe una vaina como esa. Un poquito de vergüenza, por favor. Es verdad que nosotros, la verdadera gente decente y pensante de este país, hemos hecho vainas escabrosas, pero no llegamos a una sinvergüenzura como esa. Nosotros sí tenemos narradores y ensayistas y cuentistas y poetas, allí está el poeta Rafael Cadenas, para nombrar solo uno, premiado en España con el Príncipe de Asturias, eso sí es elegancia, permanencia y eternidad, y ahora estos tipos, a los que nadie les pide un autógrafo, se vienen con dos festivales de literatura que, sumados, no llegan a uno. Carajo, hacen esa vaina y siguen mirando a la gente de frente, sin darle pena ni vergüenza. Será que no lo saben o que nadie se los ha dicho. Si en la Feria del Libro decían que leer humaniza, qué cosa hará la poesía para ellos, sería bueno averiguarlo. Azul de aquella cumbre tan lejana, diría el poeta, ese sí, Cruz Salmerón Acosta.

Y el 28 de julio se va a cumplir un año del triunfo del compañero Edmundo González y la dictadura sabe que perdió y tiene miedo. Desde España, en su trinchera de lucha que no ha abandonado, Edmundo ha hablado para todos nosotros y nos ha dicho que sigue luchando por volver a Miraflores. Que desde que subió al avión que lo llevó de Venezuela a España, un día después de las elecciones, ha sido un trabajo constante y permanente para que la dictadura reconozca su triunfo. Lo importante es seguir luchando, a brazo partido, si es posible, denunciando y protestando cada vez que se pueda. Porque la toma del poder, cada día que pasa, y han pasado bastantes, está cerca, muy cerca, cerquita, aquí mismito.

Y mientras tanto, el dólar sigue su rumbo al más allá. Y la dictadura nos vendió la idea de que había derrotado al dólar paralelo porque le aplicaron la operación tun-tun y detuvieron a un señor que estaba en un apartamento en El Valle controlando la subida diaria de esa moneda, y ocurre que desde el Banco Central nos anuncian cada día la subida a millón del dólar. Por lo visto, al Banco Central tendrán que aplicarle la operación tun-tun para ver si logran detener al dólar, porque la vaina es arrecha y, además, no solo pagamos en dólares, también pagamos en euros, y ojalá no nos pongan a pagar en rublos o en yuanes, que son las monedas comunistas. Hay compañeros en la oposición que andan felices porque dicen que cada vez que pagan en euros se sienten que están en París o en Roma. Así piensan algunos compañeros que se pueden dar ese lujo, porque ya, la mayoría de nosotros, son muy pocos los lujos que podemos darnos en lo que nos han dejado de país.

El papá de Margot llegó con un libro de poesía en las manos diciendo: “Si esto es poesía, yo soy poeta. Escuchen esta vaina: Miro la luna que viene hacia mí, y tengo miedo. Me estafaron con este libro. Cuando volvamos al poder tenemos que salir también de esta gente que se dice poeta y escritora y no son ni siquiera lectores. Así no se puede seguir engañando al pueblo. Nosotros siempre fuimos sinceros con nuestros poetas y escritores, estos de ahora solo saben fingir. Pero no volverán". Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: “Ya está bueno, desgraciado. Ponte a escribir poesía”.

—Soy el santo, orando en la terraza, como las bestias pacíficas que pacen hasta el mar de Palestina—, me declama Margot.

Roberto Malaver 

 

 

 

 

 

 


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