Micromentarios | Escritores desde el más allá
15/07/2025.- En cuanto a temática, mi nota de hoy se aproxima a la del inolvidable programa radiofónico Nuestro insólito universo.
Hablaré de cómo dos de los más renombrados escritores de la literatura universal completaron una de sus obras después de muertos, manifestándose desde el más allá.
Uno de tales escritores fue Dante Alighieri, quien nació en Florencia, Italia, en el año 1265 y murió exilado en Rávena, otra ciudad italiana, en 1321.
Su obra cumbre, La divina comedia, fue concluida por él dos años antes de su muerte, pero, por razones políticas, tuvo que ocultar los últimos trece cantos y no le reveló a nadie su paradero.
El otro escritor al que aludiremos fue el inglés Charles Dickens, quien nació en Portsmouth, en 1812 y murió en el poblado de Gadshill, condado de Kent, en 1870.
Dickens dejó inconclusa su última novela El misterio de Edwin Drood, y cuatro años más tarde dictó los últimos capítulos a un obrero estadounidense que jamás había leído ni oído hablar del celebrado autor de Historia de dos ciudades, Oliver Twist y Tiempos difíciles.
Poco después de la muerte del poeta italiano Dante Alighieri, sus hijos se pusieron a revisar las cartas, documentos y escritos que este había dejado y descubrieron que al manuscrito de La divina comedia le faltaban los últimos trece cantos.
Durante días buscaron esos textos por todas partes y no los encontraron.
Una noche, cuando la familia ya daba por perdidos esos trece cantos, uno de los hijos del poeta, llamado Pedro, vio a su padre en un sueño y este le reveló que los textos que buscaban estaban escondidos debajo de las tablas del suelo, en un lugar de la casa donde habían vivido en Rávena unos años antes.
Pedro fue con un amigo a la que había sido su casa, a buscar en el sitio indicado por su padre en el sueño y, en efecto, allí se encontraban los últimos trece cantos de La divina comedia, envueltos en tela y ocultos por el poeta, en un momento de revuelta política.
Cuando murió en 1870, el escritor inglés Charles Dickens dejó inconclusa su última novela El misterio de Edwin Drood.
Cuatro años más tarde, un obrero estadounidense que no conocía las novelas de Dickens ni jamás había oído hablar del célebre novelista empezó a escribir un texto que, según dijo, alguien le dictaba desde el más allá.
Mientras escribía, el hombre no tenía conciencia de lo que estaba llevando al papel y, en verdad, colocaba una palabra tras otra de un modo automático.
Un amigo suyo, que era un gran lector y un admirador ferviente de la obra de Dickens, leyó el texto y advirtió que no solo estaba escrito en el estilo del gran escritor inglés, sino que, además, era la continuación y conclusión de El misterio de Edwin Drood.
Varios críticos literarios y expertos en la obra de Dickens analizaron el manuscrito del obrero y señalaron con asombro que la coincidencia iba más allá del estilo, pues también la línea de pensamiento y hasta las faltas de ortografía correspondían al genial escritor inglés.
Aunque parezca mentira, existen en esta lengua algunas ediciones de El misterio de Edwin Drood a las que se les ha añadido el manuscrito dictado por Dickens desde el más allá.
Armando José Sequera