Crónicas y delirios | Leer humaniza

11/07/2025.- En nuestro país, antes del rollo cibernético, toda persona que se preciara de espíritu trascendente, aspiraba sembrar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. Y cuando por fin el sujeto (“o la sujeto”) lograba el cometido de unas cuartillas y las veía admirativamente en forma impresa como si fuesen el objeto de un verdadero parto, declaraba a los periódicos que había cumplido su rol vital. Abundaban entonces los flashes, la firma con dedicatoria y el orgullo mismo entre pecho y alma.

Ahora, por sesgo del mundo, la situación se torna diferente: la literatura es poco rentable en términos de admiración colectiva o éxito pecuniario; a las personas en general les interesa más un libro de contabilidad que una novela; los niños se han habituado casi desde el biberón a tabletas y celulares; y ya los estudiantes no elaboran trabajos académicos, pues se los encargan a las plataformas de Inteligencia Artificial.

Así anda el asunto, amigos y amigas. Sin embargo, los libros tradicionales nunca desaparecerán porque son, para expresarlo mediante un lugar común, el alma duplicada de los seres humanos; y todo esto viene a cuento porque del 3 al 13 de julio se estará celebrando en la Galería de Arte Nacional la 21 Feria Internacional del Libro de Caracas (Filven), con Egipto como país invitado, el lema “Leer humaniza”, y en homenaje a los escritores Juan Calzadilla, Esteban Emilio Mosonyi, Jean Marc Sellier de Civrieux, Judith Valencia y Gonzalo Fragui.

En tributo al universo de la lectura y sus creadores, copiamos el diálogo que sostuvieron dos estudiantes de Letras en la sede ferial:

—Hola, chica, qué gran Honorato saludarte.

—Buendía, compañero, a mí también me da gusto encontrarte dentro de esta Montaña mágica de libros.

—Como tú te hallas Zolá y yo Goytisolo, Bena-vente conmigo para recorrer juntos el camino de (la Colección) El Dorado.

—Acepto, pero Agamenón el favor de no hablar Mal-thus de nadie mientras damos el paseo.

—Muy difícil, querida, porque en esta Terra Nostra la tragedia es generalísima y Cuesta y Cuesta vivir Un solo verano de felicidad, ¡piensa nomás en Palestina, donde el anzuelo para matar niños es una hogaza de pan!

—Cambiando de temática y telemática, ¿te acuerdas de aquel Pobre Negro que se llamaba S.N. y laboraba como mesonero (Romanos) en el restaurante Las Cuatro Letras?

—Claro y Cantaclaro que me acuerdo, yo lo vi en Marzo anterior por la Rómulo Gallegos, abrazado con una mangan-Zona Tórrida.

—Bueno, se murió completamente; lo volvieron Papillón el Sábato y el propio Domingo infaustino lo enterramos.

—Ay, Santa Teresita, tan Juvenal que era y pasó el (Pedro) Páramo sin aliento de nadie. ¡Qué situación tan Spinoza!

—Y en algunos casos enmarañada, mi Marañón. Figúrate que ayer la Compañía Electra me cortó la luz en un Segundo (Sombra), Internet fue pura amargura y disfunción, al Tío Vania le robaron el carro y a mi hermana le tocaron el Rabelais en la calle, So-pena de dejarle las Venas abiertas...

—Aquí, camaradita, pese a las des-medidas coercitivas nos hallamos bien, porque en EE.UU. los alimentos y el existencialismo diario están cada vez más Kara-mazov, Los Miserables deambulan con la lengua afuera, dentro de poco no habrá Fuenteovejunas de trabajo y el presidente Trump terminará acabando con El último de los mohicanos (y los mexicanos). ¡Zape!, de solo pensarlo se le pone a uno la Piel de Zapa.

—Yo en breviario te digo, mi pana, que como nunca he sido Celestina ni Trepadora, constantemente me Alejo (Carpentier) del imperio y Los Amos del Valle(jo).

—¡Eso es real y maravilloso, chama, nunca Zumeta la pata!

SEÑAS Y RESEÑAS                                                                         

• Saludamos con todo énfasis la idea del presidente Nicolás Maduro de crear la Misión de Revolución del Libro, configurando miles de círculos de lectura para nuestros jóvenes en escuelas, liceos y universidades, a fin de que prevalezca el libro físico o impreso en esta era digital, potenciando además la edición y difusión de los escritores venezolanos. Nosotros solo sugeriríamos que se completara esta decisiva Misión con el añadido de diversos talleres literarios, cuya trayectoria y praxis han sido de primera relevancia en el país.

• Asimismo, es oportuna la ocasión para felicitar la encomiable labor de nuestro amigo Raúl Cazal como presidente de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), caracterizada por una acción firme y sin estridencias personales, ajena por conciencia a los focos de la propaganda individual.

• Con la mayor pesadumbre, nos unimos al duelo por la partida de Eduardo Liendo, cuentista y novelista de sólida presencia en las Letras venezolanas a partir de la segunda mitad del siglo XX, autor de obras memorables como El mago de la cara de vidrio, Si yo fuera Pedro Infante, El cocodrilo rojo y Los platos del diablo, entre otras. Evocar a Liendo es también una manera de vernos en fraternidad de andanzas escriturales, componiendo mundos y universos, destruyendo falacias, riéndonos a juicios batientes de los impostores de turno, saldando cuentas espirituales a punta de libros e ideas. Recibe, Eduardo, todo mi abrazo permanente.

• Por ser Egipto el país homenajeado este año en Filven, recordamos la gran obra del egipcio Naguib Mahfouz, Premio Nobel de Lliteratura 1988; los orígenes del libro en las riberas del Nilo, contenidos en el proverbial ensayo El infinito en un junco, de Irene Vallejo; y los escenarios de alma y tiempo que nuestra juventud personal encontró en El Cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell.

Igor Delgado Senior

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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