Micromentarios | El lugar más inhóspito sobre la Tierra
08/07/2025.- Es difícil establecer cuál es el lugar más inhóspito del mundo entre los creados por el hombre —en este momento, lamentablemente, es la Franja de Gaza, en territorio palestino, y por mucho—, pero entre los naturales, no hay duda de que el que posee tan detestable título es la Antártida.
La Antártida o Antártica es el continente helado que constituye nuestro Polo Sur. Allí tienen cabida las condiciones climáticas más hostiles sobre el planeta.
La primera contrariedad es que el suelo antártico jamás se ve. Lo recubre una capa de hielo que, en promedio, tiene 2,5 kilómetros de espesor.
Además, hay nevadas continuas, empujadas por vientos fríos de entre 200 y 240 kilómetros por hora. Tales tormentas equivalen a huracanes de categoría cuatro, según la escala Saffir–Simpson.
Las mismas se inician en cualquier momento del año, por lo que recorrer el continente es bastante difícil y riesgoso. Por si fuera poco, esta parte del mundo no recibe luz solar durante gran parte del invierno, que es a mediados de año.
En el interior, hay montañas cuya altitud sobrepasa los cuatro mil metros y la temperatura desciende hasta más de 88 grados centígrados bajo cero, aunque la media del continente oscila entre 18 y 57 grados, también bajo cero.
Solo al norte del continente —donde llegan los turistas—, el clima es más benigno y, en verano, se mantiene entre dos grados sobre cero y dos bajo cero. Sin embargo, cuando sopla el viento, la sensación térmica es de entre ocho y diez grados menos.
En cuanto al aire antártico, este es sumamente seco, debido a las bajas temperaturas. Esta falta de humedad hace que se reseque la piel y se produzcan grietas en los labios. También que se pierdan grandes cantidades de vapor de agua de los pulmones, lo cual obliga a beber muchos líquidos para reponer los que se han perdido.
Esta misma carencia de humedad ocasiona que las estructuras de madera de las estaciones científicas se resequen y se hagan propensas a incendiarse.
Cualquier actividad, debido a la altura, requiere de un gran esfuerzo. Y ni se diga de andar a pie. Caminar, simplemente, como lo hacemos en la mayor parte del mundo, es una tarea cuesta arriba, nunca mejor dicho.
Tales condiciones obligan a quienes allí residen —casi todos científicos en estaciones de sus propios países—, a salir siempre acompañados por una o dos personas y a no alejarse de ellas más allá de 750 metros.
Ello, dado que cualquier accidente, por pequeño que sea, puede resultar fatal, si quien lo sufre se expone en demasía al frío y a los vientos huracanados.
Por los anteriores y otros trastornos que no hemos reseñado, cada dúo o trío que sale por alguna razón —incluso de paseo—, debe portar un aparato de radio, aparte de su teléfono, para reportar cualquier adversidad.
Armando José Sequera