Memorias de un escuálido en decadencia | Lluvias

04/07/2025.- ¡Llueve, truena y relampaguea! Los compañeros en Mérida se han visto bien jodidos con esto de las lluvias. Todo se derrumbó. Y la gente pide ayuda. Y la dictadura sale a ayudar y los motorizados y las comunas y la gente es solidaria, menos nosotros, la gente decente y pensante, que es ahí cuando debemos estar y no estamos. No salen los comanditos a llevar ayuda. A crear centros de acopio. No hacemos un carajo. Solo estamos pendientes de joder esta tragedia, que es la dictadura, y está bien, pero también hay que atender otras tragedias, como esta que vive la gente que es la que se va a poner del lado nuestro. Tenemos una Asamblea Nacional en el exilio, la legítima, porque la otra es ilegítima, como todo el mundo, que es ancho y ajeno, sabe, y ahí está la compañera Dinorah Figuera junto con otros compañeros que son diputados. También tenemos un Banco Central en el exilio, el verdadero, el legítimo, porque fue aprobado por el compañero Trump y por aquel Grupo de Lima y por nosotros, que es lo más importante. También tenemos un Tribunal Supremo de Justicia, el verdadero, todo lo nuestro es verdadero y, sin embargo, no ayudamos a nadie, y mucho menos cuando están pasando por esa tragedia tan arrecha, que pierden la casa y todo lo que tenían, y menos mal que no hubo muertos. No nos preocupa esa vaina, que lo resuelva la dictadura, decimos. Y no sabemos que si las vainas las resuelve la dictadura, nosotros nos jodemos porque nadie va a creer en nosotros. Qué carajo le cuesta al poeta López, allá en el barrio Salamanca, en España, enviar una vaina para ayudar. Al compañero Carlos —dólares— Vecchio, a Julio —Matemático— Borges, incluso a la compañera María —Súmate— Machado aportar alguna vaina y que se vea. Pero nadie mete la mano. ¡Coño, así no se puede! Solo queremos acabar con la tragedia que significa vivir bajo esta dictadura, pero también ocurren otras tragedias donde tenemos que estar presentes ayudando, aportando y no estamos, y eso es lo que nos va a terminar jodiendo.

Y la dictadura no solo se compromete en arreglar el problema a todos esos andinos que están sufriendo por esas lluvias, sino que además está pendiente de que nos devuelvan 18 carajitos que los dejaron en nuestra segunda patria y ahora no los quieren devolver. ¡Qué vaina tan arrecha es la vida! Nosotros, que le decíamos a la dictadura que “con mis hijos no te metas”, ahora viene el compañero Trump y se mete con los hijos de los venezolanos y se queda con ellos, y nosotros, otra vez, no decimos un carajo, y no solo nosotros, también en la ONU parece que hay un tipo, el alto comisionado para los Derechos Humanos, el señor Volker Türk, a quien tampoco le importa un carajo ese problema, porque debemos decirlo también, la ONU se parece mucho a nosotros, porque tampoco sirve para un carajo.

Sin embargo, hemos visto que hay gente que no se cansa. Que sigue queriendo salir de la dictadura por otros medios. Ya vimos al señor del garrote vil, el del programita de los miércoles, mostrando un montón de fusiles y balas y celulares y un químico que trabajó en Pdvsa que, por lo visto, era el que sabía dónde estaban ubicados los drones de los que habló la compañera María y que los íbamos a mandar directo a la gente de Miami para que respeten. En fin, toda vaina se sabe, así que lo mejor es que nos dejemos de vainas y que sigamos, que sigamos votando, como el compañero Embajada Radonski, que anda por ahí reclamando que todavía la dictadura no le sube el sueldo a los venezolanos. La oposición debe ser esa. Estar al lado de la gente bruta, porque esa gente vota. Esa vaina de seguir dándonos de arrechos no tiene mucho sentido. Ya ni las sanciones, o medidas coercitivas unilaterales, como le gusta al viceministro que digan, no sirven para un carajo, porque no tumban a nadie, ni siquiera han tumbado al viceministro. Así que lo mejor es atender a la gente, y ojalá que no perdamos las alcaldías que tenemos porque entonces sí es verdad que se sube el gato a la batea.

El papá de Margot llegó de la calle diciendo: “Vengo de la Feria del Libro y qué arrecha es la gente de la dictadura, el país invitado es Egipto, cuando aquí nadie, o muy pocos, han leído un libro de algún escritor egipcio. Se nota que no los quiere nadie. ¿Cómo se puede hacer una feria del libro en un país donde nadie lee? Solo aquí pasan esas vainas”. Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: “Trump, llévate a este hombre para la nueva cárcel que hiciste en Miami”.

Rompe el león soberbio las cadenas... —me declama Margot.

Roberto Malaver

 

 

 

 

 

 


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