Micromentarios | La cotidianidad

01/07/2025.- Cada despertar debería ser una fiesta, la de estar vivos en un mundo repleto de maravillas y portentos.

Pero no. No es así. Abrimos los ojos y descubrimos que esas maravillas y portentos están fuera de nuestro alcance porque los ingresos monetarios que tenemos son insuficientes, tanto si trabajamos como si no tuviéramos otra cosa que hacer, como si tratamos de vivir de las rentas (ajenas).

Lo otro es que a quienes nos gusta enterarnos de lo que sucede en el planeta donde despertamos, cada vez se nos hace más tormentoso dicho contacto.

La primera información, que ya es cotidiana, rutinaria, es el conteo de palestinos muertos a manos de soldados israelíes, bien sea por bombardeos a campamentos de refugiados o ataques con ametralladoras a quienes buscan comida en los refugios, léase campos de concentración.

La noticia de ayer fue la muerte de 60 personas y más de 225 heridas, cuando las bombardearon con dos o tres misiles, simplemente porque les dio la gana a los soldados sionistas de asesinar a quienes consideran peores que alimañas.

Ya se nos ha hecho cotidiano este tipo de sucesos. Ocurre todos los días y, pese a las protestas de todo el mundo, los crímenes siguen cometiéndose con total impunidad.

He leído sobre atrocidades cometidas en contra de mujeres y hombres en el mundo, pero lo que cotidianamente se ve ahora en Gaza sobrepasa las peores aberraciones que la humanidad puede cometer.

Vi hace unos días un video en el cual soldados sionistas disparaban sobre ciudadanos palestinos indefensos para determinar el género del hijo que esperaba uno de ellos. Según si la cantidad de muertos era par o impar, así sería el sexo del por entonces nonato.

En otros videos —grabados y hechos virales por sus protagonistas—, vi a turistas israelíes que pagan para presenciar, desde especies de palcos en los cerros cercanos, un bombardeo o una ejecución de prisioneros en los campos de concentración.

Ríen y se solazan como si estuvieran en una competencia deportiva y su equipo fuera ganando. Se felicitan entre sí cuando ven caer a un niño o a una mujer embarazada, porque, según dicen, son enemigos futuros, que son liquidados preventivamente.

En otros videos, aparecen soldados escupiendo y maldiciendo los cadáveres cubiertos con sábanas blancas, ignoro si mientras los entierran en fosas comunes o los preparan para entregárselos a sus familiares. Al hacerlo, se burlan de los fallecidos, a los que hacen gestos obscenos.

Lo terrible del horror de estos sucesos, pese a parecer ficticios, de tan depravados que son, es que se han convertido en hechos de todos los días, en esas cosas incomprensibles que suceden allá lejos.

Pero no ocurren lejos. La humanidad jamás está lejos. Lo que sucede a un individuo o un pueblo en cualquier lugar del planeta nos acontece a todos los que estamos vivos, y a todos debe importarnos que los crímenes en Gaza se hayan vuelto cotidianos.

 

Armando José Sequera


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