Letra fría | Ángel Lozano y Argenis Carruyo
13/06/2025.- En una de las últimas octavitas de mi cumple, al preguntarme mis anfitriones, mi esposa Dilcia y mi hijo Marcel, no dudé en querer conocer Los arroces de Lozano, el nuevo restaurante de mi amigo Ángel Lozano, y allá fuimos a dar, a una gran casona de San Bernardino, ahí cerquita del IESA. La tenida fue una invitación de Dilcia, quien en mayo andaba en una tournée por Madrid, Barcelona, Lanzarote y Mallorca, por lo que no estuvo para mi cumple, y sirvió también para despedir a nuestro hijo Marcel, quien al día siguiente volvió a su residencia en Brasil.
Como siempre, Ángel Lozano, gentil y cordial, después de cantar se sentó con nosotros a brindar con su inseparable copa de champaña, echar sus chistes innumerables y a recordar viejos tiempos en El Lar del Jabugo, uno de sus más exitosos restaurantes, al cual yo iba frecuentemente con Carmen Elena, mi jefa en Mavesa, y Trina Michelangeli, mi jefa en Cavidea, donde yo dirigía la revista Alimentos Hoy. Mi amigo Ángel Lozano es el propio chef y animador hispano-venezolano que llegó a nuestro país en 1975 y comenzó como mesonero en La Fonda de Las Mercedes, luego como ayudante de cocina, hasta llegar a ser jefe de la misma y, eventualmente, propietario. De allí en adelante participó como accionista, copropietario o propietario de los restaurantes La Pimienta, La Cebolla, El Porrón de Ángel, El Botafumeiro, El Lar del Jabugo, Racó y El Mantuano, todos en Caracas.
Aparte de cantar y tener siempre un grupo de boleristas de fama, lo más interesante de Ángel es su faceta mediática por su participación en la televisión, que comenzó en el noticiero El Observador de RCTV, y muy pronto tuvo un programa de cocina, Un Ángel en tu cocina. De lo más recordado de esas andanzas televisivas fue la silenciosa María, que conoció por casualidad en la inauguración de un restaurante, con quien estuvo 25 años trabajando juntos, y a su muerte, el programa cambió de nombre y se llamó Cocinando con los ángeles, pues se incorporó como ayudante su hijo Ángel, el único de su descendencia que se interesó en la cocina.
Pero lo mejor de la tarde fue la aparición de un amigo común que venía a ensayar porque tiene, este viernes 13, un encuentro íntimo en Los arroces de Lozano, mi panita de la adolescencia Argenis Carruyo, el volcán de América, apodo que le pusieron Neguito Borjas y Alexis López, que también se sentó un rato con nosotros a conversar de su hermano del alma Ricardo Hernández, hoy instalado en Houston, ciudad que Argenis visita con frecuencia por relaciones familiares y comerciales. Y nos deleitó con un cover, homenaje a Memo Morales, ¡excelente!, y se mandó unos cuantos boleros, de los que recuerdo Emborráchame de amor, de Mario Cavagnaro, que grabó Héctor Lavoe; Puerto Cabello, de Ítalo Pizzolante, en arreglo de música venezolana que, por cierto, su próximo disco será de boleros, con arpa, cuatro y maracas, y una exquisita versión de Viajera del río, un vals creado por el compositor venezolano Manuel Yánez, una pieza emblemática del estado Bolívar que escuché por primera vez el año pasado en la voz de Elena Gil, en El Salón de la Fama del Hotel Nacional, en La Habana.
De la carta, sus arroces de siempre, la clásica paella, el arroz a la marinera, y el Pelao guayanés, un arroz con pollo, con aceitunas, alcaparras, pimentón rojo y mucho comino, que a Ángel Lozano le queda buenísimo. De las curiosidades, la Putería de mariscos, otra de las travesuras de este chef jodedor. La tarde se puso más romántica con el canto de la doctora Francis Suárez, una hermosa muchachona que le puso el toque femenino a tan sabrosa tenida.
Una grata tarde de recuerdos y exquisita parranda.
Humberto Márquez