Comentarios noticiables | Para la paz, como premisa y requisito...
Se necesita el esfuerzo del deber que venza el peligro
07/06/2025.- Es necesario reiterar el peligro que representa para la humanidad el rumbo irresponsable, violento e inescrupuloso que sigue, en política exterior, el actual presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald Trump. El círculo vicioso de esa política exterior conduce a la afrenta, al enfrentamiento y al uso de la fuerza, que deterioran la paz y la seguridad internacionales con mucha rapidez. Es de destacar, ante los pueblos del mundo, cómo se desnuda la propia esencia de la política militarista del país norteamericano cuando se ve obligado a maniobrar y hacer declaraciones demagógicas sobre su supuesta propensión al diálogo con Rusia y el interés de acabar con la guerra en Ucrania.
Donald Trump, con esa retórica seudopacifista, no respaldada por la disposición efectiva de buscar una solución al problema ucraniano sobre una base mutuamente aceptable, enmascara los planes de aumento del gasto militar que impulsa el complejo militar industrial (CMI) de EE. UU., en beneficio de los intereses del grupo de corporaciones que produce el material bélico para la importación y la exportación. El empleo de miles de hombres y mujeres y lo que eso representa en el aspecto económico del gobierno estadounidense genera la gran repartición de presupuestos para las grandes corporaciones, los cuales se multiplican cada año. Su reparto deja entretejido el afán de lucro, los fraudes, el despilfarro y la corrupción de funcionarios públicos y privados, manipulados por hombres de negocios capaces de llevar las relaciones internacionales más allá del límite, tras el cual puede suceder lo inesperado.
En estos momentos, es curioso el modo en que Trump pretende instaurar la "ley de la selva" con la imposición de aranceles; planes injerencistas; anulación del Estatuto de Protección Temporal a inmigrantes; órdenes ejecutivas extraterritoriales contra gobiernos desafectos; defensa a ultranza del genocida primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, condenado por la Corte Penal Internacional (CPI); medidas coercitivas; violaciones a la propia Constitución de los EE. UU.; complicidad con Ucrania y Europa en el conflicto bélico contra la Federación Rusa, más aun cuando Ucrania tiene perdida la guerra, etc. Sin embargo, resultan algo satisfactorias las recientes conversaciones en la segunda ronda de diálogo entre la delegación rusa y la delegación ucraniana, efectuada el pasado lunes 2 de junio de 2025, en Estambul. La mediación del gobierno turco permitió el canje de prisioneros, pese a los ataques ucranianos a aeródromos rusos. Esto indica que por encima del belicismo, la base para el desarrollo del diálogo es posible como condición para que se concrete el avance hacia una aspiración eficaz a la paz.
Donald Trump, desde Washington, sostuvo un diálogo vía telefónica a Moscú con Vladímir Putin sobre la delicada confrontación armada en Ucrania, el pasado miércoles 28 de mayo de 2025. Durante una hora y quince minutos, el segundo diálogo Trump-Putin no condujo al alto al fuego en Ucrania, con lo que quedó claro que la paz no está a la vuelta de la esquina. Sin embargo, Trump aseguró que habló con Putin y Zelenski para que establezcan negociaciones directas cuyo objetivo deberá ser la culminación de la guerra.
La delegación de Ucrania debería ofrecer en esos posibles diálogos la renuncia a los dogmas neonazis y a las ideas obsoletas lideradas por las fuerzas más reaccionarias de Occidente, que se agrupan en el bloque político-militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que dirige políticamente Estados Unidos. El carácter prolongado del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania es el resultado de enfoques tradicionales de estereotipos obsoletos por parte de Ucrania, que dan preferencia a la fuerza militar frente al cálculo razonable y a la audacia política. Es la vieja costumbre de satisfacer los intereses y derechos propios a cuenta de otros.
El estruendo de la caída política, económica y militar de las castas guerreristas de Occidente ha permitido escuchar el llamado a la paz y a la seguridad internacionales que recorre el mundo, el cual deberá vencer las guerras fratricidas y el exterminio de la humanidad.
Para la paz, como premisa y requisito para todos los derechos, se necesita el esfuerzo del deber que venza el peligro.
J. J. Álvarez