Pluma acústica | Joe Ruiz: el Duro de la Clave

05/06/2025.- Bulmaro José Ruiz Barrios, conocido artísticamente como Joe Ruiz, fue una figura fundamental en la escena salsera venezolana de las décadas de 1970 y 1980, un sonero excepcional cuya voz y carisma dejaron una huella imborrable en la música caribeña.

Nacido el 17 de julio de 1948 en Pariaguán, estado Anzoátegui, Ruiz se forjó en un ambiente musical intenso, desarrollando un estilo único que lo consolidaría como un sonero formidable. Los inicios de su carrera se remontan a 1967, cuando Kiko Pacheco lo integra a Los Junior Star, donde adopta el nombre de Joe Ruiz. Desde entonces, su talento lo llevó a colaborar con algunas de las agrupaciones más influyentes de la salsa venezolana. Su versatilidad y capacidad de improvisación lo convirtieron en un sonero codiciado, capaz de infundir a cada interpretación una mezcla de pasión, sentimiento y un profundo conocimiento del ritmo.

 

Sonero bravo

Joe Ruiz no fue un cantante de salsa más, fue un sonero en el sentido más puro de la palabra. Su habilidad para improvisar sin salirse del tema, su dominio de la métrica y la melodía y su constante búsqueda de nuevas formas de expresión lo distinguieron. Se dice que leía poesía y décimas para entrenar su rima y agilidad mental, lo que se reflejaba en la riqueza y fluidez de sus soneos. Temas como Bilongo y El cumaco de San Juan, grabados con El Trabuco Venezolano, son ejemplos de su maestría vocal y su capacidad para transformar una canción en una experiencia auditiva única.

A lo largo de su trayectoria, Joe Ruiz formó parte de orquestas emblemáticas como el Grupo Mango, con quienes grabó en 1979 los temas Zapatero y Como mango, entre otros, dejando su impronta en el sonido característico de esta innovadora agrupación. Su participación en El Trabuco Venezolano, una de las bandas más importantes en la fusión de salsa, latin jazz y ritmos venezolanos, consolidó su estatus. En las producciones de El Trabuco, Joe Ruiz vocalizó los temas antes mencionados, además de Hasta que vuelvas y Bravo rumbero, demostrando su capacidad para adaptarse a diferentes estilos y enriquecer cada pieza con su voz.

Además de estas agrupaciones, su voz brilló en colaboraciones con Federico y su Combo Latino, las Estrellas Latinas, la Orquesta de Porfi Jiménez (con quien grabó Capullito de Alelí y Mercy en 1967), Alfredito Linares y la Banda y su Salsa Joven, entre muchas otras. La década de 1970 fue particularmente prolífera para Ruiz, quien participó en múltiples grabaciones y conciertos que marcaron el auge de la salsa venezolana.

 

Maestro sonero

En la década de 1980 fue pilar fundamental de la Orquesta Café, fundada en el barrio 23 de Enero por Andrés Vásquez, una orquesta que se abrió paso entre la maraña de la moda merenguera y de salsa erótica de la época, con un sonido callejero, añejo y muy potente. Esta agrupación fue una cantera de nuevos talentos para la época. Artistas como Carlos Spósito, Javier Plaza, Tuki Torres y Gerardo Rosales emergieron de este proyecto, todos ellos con el gran Joe Ruiz como mentor.

La contribución de Joe Ruiz a la salsa venezolana va más allá de sus grabaciones. Fue un artista con un alto sentido social, un "negrito inquieto" que siempre mantuvo apego a la música de su tierra. Su carisma en el escenario, su estilo inconfundible y su voz afinada le ganaron el respeto y el cariño del público. Joe Ruiz fue, es y será una referencia para muchos cantantes y soneros, un maestro de la improvisación y un ejemplo de sencillez y calidad humana.

Lamentablemente, Joe Ruiz nos dejó el 18 de febrero de 1995, a la edad de 46 años, después de una enfermedad que afectó sus pulmones. Su partida prematura dejó un vacío en el panorama musical venezolano, pero su legado perdura. El Primer Festival Salsa Caracas, realizado en 1996, fue dedicado a su memoria, sirviendo como tributo a su figura y al descubrimiento de nuevos talentos que continuaron su senda.

En definitiva, Joe Ruiz se erige como una de las voces más significativas en la historia de la salsa venezolana. Su profundo entendimiento del son, su capacidad para conectar con el público y su entrega a la música lo convierten en un verdadero ícono. Su apodo el Duro de la Clave no era casualidad; reflejaba su extraordinario sentido del ritmo y su inquebrantable compromiso con la esencia de la salsa, un ritmo que él contribuyó a moldear y enriquecer con su inigualable talento.

 

Kike Gavilán


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