Derreflexión|¿Por qué no soy feliz? Los diez enemigos de la felicidad

01/06/2025.- Podría decirse que casi todos los seres humanos comparten el deseo de ser felices, casi como si se tratara de una meta universal. Muchos emprenden viajes, toman decisiones drásticas, intentan huir de un lugar, entre otras alternativas, con el fin de encontrar la preciada felicidad.

En efecto, buscar la felicidad muchas veces es un objetivo más deseado que la misma búsqueda de los bienes o del dinero. Sin embargo, no sabemos cómo encontrarla y terminamos sintiendo frustración mientras observamos cómo el tiempo va pasando y, lo peor, es que muchas de las decisiones que tomamos resultan más perjudiciales que beneficiosas, pero son intentos desesperados por encontrar ese estado de felicidad.

De allí que muchas personas se pregunten, ¿por qué no soy feliz?, ¿qué pasa con mi vida?, ¿qué me impide ser feliz?, ¿por qué a pesar de todo lo que tengo, no alcanzo la felicidad?

Sin embargo, el punto favorable es que existen algunas acciones que podemos incorporar a nuestra vida e incrementar nuestros niveles de bienestar.

¿Qué es la felicidad?

Muchos filósofos se han dedicado a indagar sobre qué es la felicidad y han elaborado muchas definiciones, ya que no es un concepto unívoco ni universal. Por otro lado, algunos psicólogos consideran que se trata de la capacidad de experimentar alegría y placer en lo que se hace, es decir, que son experiencias de disfrute que pueden ir desde pasar un día en la playa hasta comer algo que nos guste.

Otros autores señalan que la felicidad consiste en vivir una vida que no sea carente de sentido, sino que nos permita sentirnos satisfechos con lo que hacemos a diario. Es decir, que no se limita a un estado de ánimo pasajero, sino en involucrarnos en actividades que nos lleven a construir la vida que deseamos tener, incluso si en el instante no se siente placentero.

Por último, hay autores que consideran que la felicidad se trata de una combinación entre el placer del momento y la búsqueda de metas a largo plazo. No obstante, algunas etapas de la vida pueden ser difíciles, así como también hay impedimentos internos que obstaculizan el placer.

¡Veamos algunos enemigos de la felicidad!

Enemigos de la felicidad

Entre los más comunes se encuentran los siguientes:

1. La genética para ser felices: entendida con un potencial interno para mejorar. Hay quienes atribuyen la infelicidad a las circunstancias, pero muchos psicólogos nos animan a esforzarnos por sentirnos mejor, e insisten que los enemigos de la felicidad somos nosotros mismos.

2. Los pensamientos: no solo los propios, sino también los de los demás. Se trata de esos pensamientos que nos dictan que todo va a salir mal.

3. Ideas irracionales: tomamos los pensamientos de forma literal, cuando en realidad son interpretaciones de la realidad, es decir, no son racionales del todo. Lo peor es que lo terminamos creyendo. Hay una costumbre desde la que nos hablamos en términos de “debería”, como si todo estuviese bajo nuestro control, lo cual solo ocasiona ansiedad. Claro que algunas acciones son necesarias en nuestra cotidianidad, pero no todo lo podemos llevar a la realidad como pretendemos, porque no depende de nosotros. El uso de palabras como “todo”, “nunca”, “siempre”, también contribuyen que nos cerremos a un mundo de posibilidades.

4. Pensar mucho: o la llamada rumiación. Pensar demasiado también genera ansiedad y estrés. Muchas veces debemos decir a nuestro cerebro “para”, porque lo que ocurre en ese momento es que nos quedamos anclados en los pensamientos negativos y no en el análisis para llegar a soluciones.

5. La comparación: quienes desean ser infelices, solo deben espiar a los demás, y cabe resaltar que las redes sociales lo hacen mucho más fácil; solo se necesita ingresar a una para ver cómo todos “son más felices”, sin considerar que lo que se muestra no se trata de algo real, sino de una proyección de la realidad que los demás desean exponer.

6. La envidia y los celos: las comparaciones llevan a la envidia y a los celos. En lugar de ello, es mejor alegrarse por los demás y trabajar en construir metas propias. Nadie mejor que nosotros sabe hacia dónde queremos llegar, por lo que somos los más idóneos para trazar un plan con lo necesario para ello.

7. Hacernos películas en la mente: pero, al final, ninguna de ellas ocurre en la realidad. Cabe preguntarse, ¿somos conscientes de las películas que nos montamos en la mente? No se hacen realidad en la mayoría de los casos y lo más fatídico es que generan sufrimiento.

8. Refugiarse en el móvil: el cual funciona como un anestesiador. En lugar de trabajar los problemas que una persona pueda tener, se recurre al teléfono para refugiarse. Pero esto solo perpetúa el problema y no lo soluciona.

9. Buscar la felicidad en lo momentáneo: como ir de compras o comer algo rico. Esto ocurre porque nuestro cerebro está configurado para obtener el placer inmediato. Esto no está mal, son experiencias placenteras, pero no generan felicidad a largo plazo.

10. Buscar la felicidad en lo externo: esto nos lleva a pensar que seremos felices cuando consigamos más éxito, una pareja, más dinero u otro empleo. Pero, si bien estas son experiencias positivas, no determinan nuestro bienestar.

Entonces, ¿de qué depende la felicidad?

Se dice que la felicidad depende de los genes en un 50%, de nuestras circunstancias de vida en un 10% y un 40% de las actividades diarias. Esto significa que una parte de nuestra felicidad sí está bajo nuestro control.

Aunque algunas actividades nos pueden proporcionar placer, la felicidad se vería más bien como un esfuerzo, es algo que no llegará por sí solo ni de algo externo, sino cuando trabajamos en ella, haciendo todo aquello que cuide nuestra salud mental, nos enfocamos en nuestras metas, apreciamos lo que tenemos y construimos una vida con propósito.

Por ende, la felicidad se trabaja a diario y la disciplina influye mucho, ya que, por medio de ella, podemos limitar las actividades de placer inmediato y esforzarnos por aquellas metas que aporten valor a nuestra vida. Algo no muy lejano de lo que proponían los epicúreos, aquel movimiento o escuela filosófica fundada alrededor del 307 a.C.

Isbelia Farías

 


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