Memorias de un escuálido en decadencia | ¿Ganamos?

30/05/2025.- ¡No es no! Qué peo tan arrecho: celebrar sin tener nada que ganar. Ganamos y no hemos cobrado. Y para ¿cuándo será esa vaina? Hay compañeros en una oposición que están más alegres que el carajo porque perdió la otra oposición. En cambio, los carajos de la dictadura están que te dan el feliz año nuevo y fuego al cañón, porque están de fiesta con Amoroso. Esos carajos viven en modo alegría, y nosotros vivimos arrechos. Es decir, se supone que ganamos, según la compañera María —Súmate— Machado, pero, sin embargo, cuando uno dice que ganamos, hay chavistas que sonríen con toda la boca abierta y te preguntan: “Y ¿cuándo ocupas el Ministerio de Finanzas?”. Jodedores los dictadorcitos estos. Solo sabemos que la abstención fue mayor que los votos de la dictadura y que cada día ganan más con menos votos, y esa vaina es suficiente para salir a celebrar, pero ocurre que en este tipo de elección, es decir, no presidencial, siempre la abstención es de allá lejos viene un barco. La dictadura dice que subió más de un millón de votos y nosotros no sabemos si subimos o bajamos porque esos votos de la abstención no son todos nuestros, el compadre Pancho, por ejemplo, no votó porque tenía pasmo, y él quería votar por Claudio Fermín. Así que dejémonos de vainas, que ya tenemos mucho con me iría demasiado.

El otro peo es que hay unos cuantos compañeros que están arrechos porque los hemos puesto a repetir frases durante más de veinte años y de eso no se vive: que si la salida, hasta el final, el último round, sin mí no hay elecciones porque sin mí la vida no vale nada, es decir, hemos hablado una cantidad tan grande de paja gramatical que con eso no se gana ni se va al mercado de Quinta Crespo. Lo que también arrecha es cuando nos pintan ese mapa rojo rojito que nos asusta no solo a nosotros sino al compañero Trump, y del coñazo el compañero Elon Musk dijo: “Váyanse al carajo” y salió rumbo a buscar su Tesla. Coño, es que no servimos para un carajo. Todo el mundo dice que si la compañera Súmate Machado decía que votáramos todos, todos ganábamos, pero sucede que por lo visto ganó ella sola y la gente que estaba en la embajada de Argentina, que ahora está disfrutando del score en EE.UU., y los que están en Salamanca, que siguen tomando vino del bueno y comiendo pata negra, de esa que tiene Ramos Allup guindando en la cocina de la quinta ADelante a luchar miliciano. Este coñazo ha sido noble. Duele corazón adentro. El hombre del garrote vil, el del programita de los miércoles, anda gozando una bola y parte de otra porque metió preso al compañero Guanipa, que estaba por ahí sin hacer un carajo y por lo visto nadie ha salido a defenderlo. Pronto lo olvidaremos por pendejo, y seguro que quienes se están riendo son los compañeros Julio —Marcianos de Mercurio— Borges, Antonio —Pensionados— Ledezma, el poeta Leopoldo —verso largo y verso corto— López, y Carlos —Dólares— Vecchio, de quienes se puede decir que vienen ganando desde que Guaidó llegó a la Presidencia interina. Y una vaina que da risa es la compañera Dinorah Figuera, presidenta de la verdadera Asamblea Nacional en el exilio, quien publicó un remitido para recordar que ella sigue en el poder y que esa nueva Asamblea chavista es ilegal y al carajo los enfermos.

El papá de Margot escuchó en la computadora a María —Súmate— Machado diciendo que habíamos obtenido una gran victoria, y brincó de la silla que yo le regalé el Día del Padre y dijo: "¡Qué carajo de Victoria! Si yo sigo pelando bolas y soportando a este carajo —lo dijo viéndome a mí— que vive todo el día metido aquí y no trae ni un jugo. Tú a mí no me jodes, María. Yo quedé llamando a María, pero a la otra María, a ti no te llamo más. El compañero Luis Herrera decía refranes, pero tú dices más frases publicitarias que un producto comercial. Al carajo todos”. Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: “Ya está bueno ya, gran carajo, anda a reclamar tu triunfo”.

—Hilandera, te estoy mirando a la cara, —me declama Margot.

 

Roberto Malaver 


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