La miss Celánea | Oposición abstencionista...
El extraño caso de no lavar ni prestar la batea
28/05/2025.- En el contexto de las pasadas y exitosas elecciones para los cargos de diputados y gobernadores en todo el país, más allá de la innegable satisfacción que siento al ver nuestro mapa rojo rojito, llama mi atención el caso excepcional del estado Cojedes y las reacciones que al respecto tuvieron los más extremistas defensores de la ultraderecha venezolana.
Algo o mucho habrá hecho bien el señor Alberto Galíndez durante los últimos años para que el pueblo de Cojedes saliera a votar a favor de su reelección. No me extraña: desconozco la realidad de Cojedes, pero confío profundamente en el pueblo venezolano y estoy segura de que, si esa fue su decisión, ha de ser porque en esa entidad se sienten satisfechos con la gestión del gobernador reelecto. Valoro, además, la decisión del señor Galíndez de mantener su postulación a pesar de los innumerables ataques de los que fue víctima (alacrán y “cóoommplice del rreeeégimenn” fue lo más suavecito que le dijeron), y me quedo estupefacta cada vez que leo en redes sociales a algún opositor insinuar que la victoria opositora en Cojedes fue un pacto con el Gobierno Nacional. ¿Desde cuándo los ganadores se disgustan por sus victorias? Incomprensible.
Al margen de las patologías psiquiátricas de los extremistas, me interesa el otro lado, el de los votantes opositores de Cojedes que lograron sacar adelante a su candidato, ganándole la batalla a la apatía inducida, la manipulación y las amenazas con que la mal llamada “líder” del oposicionismo venezolano, alias La Sayona, pretendía echarle a perder a los venezolanos y venezolanas su oportunidad de elegir a los candidatos que mejor los representaran. Me pregunto, ¿cómo podrán sentirse los votantes opositores al chavismo en Cojedes, cada vez que ven algún supuesto “compañero” opositor echando espuma por la boca, molesto porque en ese estado hayan salido a votar y lograran la victoria? Si yo que soy chavista estoy estupefacta, a ellos, el galimatías seguramente los tenga como el meme ese de la señora con cara de confundida que tiene alrededor ecuaciones y figuras geométricas.
En los portales desinformativos más vigorosamente antichavistas acusan a Galíndez, político adeco de vieja data, de “coquetear con el chavismo” por haber sido gobernador durante el primer mandato del comandante Hugo Chávez, y por haber gobernado nuevamente en el período 2021-2025, ejercicio de la labor política para la cual, en Venezuela y en el resto de los países del mundo, se requiere una cosa básica y elemental: reconocer al Presidente de la República y la legitimidad de las instituciones venezolanas. En resumen, y sin ánimos de meter las manos en el fuego por nadie, algo es evidente: el pecado de este señor ha sido entender que hacer política es exactamente lo contrario a pretender anular a quien no piensa como uno.
Malú Rengifo