Memorias de un escuálido en decadencia | Elecciones
23/05/2025.- ¡No me empujen, que yo me caigo solito! El 25 de mayo es ya, y nosotros seguimos con la pendejada de que si votamos, aceptamos al dictador, y si no votamos, le damos tremendo coñazo porque lo desconocemos. Y la gente de la dictadura gozando una bola y parte de otra, y esperando que abran las escuelas para meterse a votar, porque eso es verdad, esos carajos no pueden ver una escuela abierta porque entran a preguntar si hay elecciones. A estudiar, ni de vaina. Eso no es con ellos. Embajada Radonski dice que las elecciones son clandestinas y que él va a votar porque no le va a dar el gusto al gobierno, que quiere que él no vote, cuando todos sabemos que fue el gobierno el que lo deshabilitó para que fuera a votar. ¡Ah, muchacho pa bobo!, como dijo el dictador anterior. Estamos igualitos a aquella izquierda de las elecciones pasadas, que llevaban tres y cuatro candidatos a las elecciones porque el peor enemigo de un izquierdista era precisamente otro izquierdista, y así estamos nosotros desde que nos vimos… El país está pidiendo a gritos o, como dicen los poetas, a voz en cuello, que lleguemos al poder para salvarlo, y nuestra gente tirándose a matar todos los días, hasta los feriados. Solo nosotros salvamos lo que queda de país, y esos grandes carajos no se ponen de acuerdo, como se pusieron cuando les ganamos las elecciones a la Asamblea Nacional en el 2015 y hablamos de la última cola, y el compañero Espoleta Allup le dio seis meses de vida al dictador, y ahí fue cuando se jodió Venezuela, un país para querer.
Antes, el gobierno tenía sus propias encuestadoras para engañar a la gente con sus datos estadísticos. Tenían una vaina que se llamaba Gis 21, por donde pasó Jesse Chacón y Vielma Mora y otra gente. También tuvieron a un tal Campos, que les maquillaba los números y todo era propaganda de la mala. Ahora, tienen al señor Schemel (que tiene apellido de empresa petrolera), quien acaba de sacar una encuesta donde dice que un 11% de la oposición que participa en las elecciones estará presente en la Asamblea Nacional, y un 89% de la dictadura, es decir, un 11% democrático, porque todo lo demás es dictadura de la mala. De paso, cuando dio la noticia, puso un gráfico donde se ve esa vaina roja, rojita, como diría el compañero Ramírez. Lo peor es que hoy nos estamos matando por si participamos o no participamos, y después del 25 de mayo seguro que seguimos con la misma pendejada, pero con otro tema, porque ya no vienen más elecciones, a menos que al dictador se le ocurra inventar otra vaina con sus concejos comunales y nos ponga a votar también para elegir un jefe comunal en cada estado. Solo confiamos en que se arme un peo con las elecciones del estado Esequibo y que el compañero Irfaan Ali sepa defender su territorio y no se deje imponer un dictador al lado, justo al lado.
Otra vaina que nos tiene arrechos es la operación Guacamaya. Todos se la pasan jodiendo con eso, que si dónde está tu guacamaya, que si los que van a votar tienen que esperar el canto de las guacamayas, que si guacamaya vieja no aprende a hablar y otro montón de bolserías. Por lo visto, según la compañera María —Súmate— Machado, la única operación que nos ha salido bien es la operación Guacamaya, y por eso hay que insistir con las guacamayas, para ver si Dios y la Virgen del Valle nos ayudan a salir del dictador. Ya no sabemos a quién carajo pedirle, porque hasta el hijo del amigo y compañero Trump también se arrechó con Súmate Machado y la llamó embustera, y así no se puede seguir pasando vergüenza nacional e internacional, porque esa vaina da pena y se acaba por llorar.
El papá de Margot escuchó las palabras de Embajada Radonski por el canal ocho: "Hay que salir a votar, porque esto no es una fiesta democrática, es una fiesta clandestina, y tú, si no votas, le estás dando el triunfo al dictador…". El hombre apagó el televisor y nos vio a mí a y a Margot y nos dijo: "Me voy al cuarto a descargar mi arrechera". Y agarró la puerta y le metió aquel coñazo tan duro que la vecina salió gritando: "¡Auxilio, auxilio! ¡Está temblando!".
—Nunca fue tan claro el amor… —me declama Margot.
Roberto Malaver