Micromentarios | Nada es más importante que el amor

21/05/2025.- Lo más importante que hay en la vida es el amor. Es, por tanto, lo más valioso, aunque carezca de precio.

Hay quienes anteponen el dinero, una o varias propiedades o un cargo influyente al amor. Como generalmente descubren, a la larga, el dinero pierde su valor, en tanto las propiedades se deterioran y devalúan, y los cargos son pasajeros o pasajera es su influencia en la sociedad.

Usted puede comprarlo todo con dinero, excepto el amor. Ninguna empresa le ofrece un producto cuyo principal ingrediente sea este. Ello ocurre porque el amor se entrega o se recibe, pero no puede adquirirse ni ser consumido.

Las personas que alquilan sus cuerpos no incluyen el amor en la transacción. Por ello, la relación resultante puede ser muy fogosa, pero carece de ese ingrediente que colma toda expectativa y torna inolvidables los recuerdos.

Una casa es importante para vivir. El techo y las paredes que la conforman constituyen nuestro refugio del clima, del cansancio, de las múltiples emboscadas que nos tiende la existencia. Pero sin amor que nos proteja de la soledad y los temores, se mantiene en nosotros la sensación de seguir a la intemperie.

Nuestra sociedad no está basada sobre el amor, sino sobre el lucro y también sobre controlar a los demás. Cuando aquello que hacemos tiene como norte obtener dinero, poder o celebridad, tendemos en la mayoría de los casos a aburrirnos, a perder el interés, a no prestar la debida atención a la totalidad, incluyendo los detalles, dado que ninguna carencia es más fuerte que la ausencia de amor.

En tanto el amor ni siquiera se considera secundario, nos sentimos vacíos, torpes, abandonados por algo que no podemos definir.

Necesitamos amor para sentirnos bien, sentirnos completos, para trascender. Lo malo, según algunos —en realidad, es lo bueno—, es que no se puede comprar, permutar o dar un objeto a cambio. Se concede sin más, de aquí para allá y de allá para acá, sin esperar nada ni exigir nada. El amor que recibimos debe ser tan espontáneo como el que entregamos. De otro modo, nos llega como una especie de pago y ya no es amor, sino cariño mercenario.

El amor también es importante porque nos sostiene en los momentos más difíciles. Amar y saberse correspondido es igual a un superpoder. Sirve de escudo en muchas situaciones de la vida y de estímulo en otras.

Quien no ama o no es amado no sabe cuánto de la vida se está perdiendo. Puede ser alguien con muchísimo dinero, con todo el poder político o económico que haya deseado o la fama con la que soñó, pero todo eso, sin amor, es nada, como la piel vacía de una fruta o un arca desprovista de tesoros.

Mientras existimos, no debemos anteponer nada al amor. De hacerlo, con toda seguridad, seremos extremadamente infelices, y en vez de anhelar más años para alargar la felicidad, se procuraría algún atajo que posibilite abandonar la vida antes de tiempo.

 

Armando José Sequera


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