Retina | Sin humor

12/05/2025.- “La democracia apesta. La libertad es odiosa. La libertad de expresión es peligrosa. Estados Unidos tiene el Ejército más grande del mundo, la Armada más grande del mundo, pero para poder seguir siendo grandes tenemos que sacrificarnos, tenemos que apretarnos el cinturón”.

Si lo dijera, no nos sorprendería. La cara de Donald Trump no discordaría con estas palabras y lo que sabemos hoy de él nos permite asimilar este discurso como otro más de los suyos. Nos ha acostumbrado al exabrupto.

Tal discurso está en la película de Charlie Chaplin, El gran dictador, la obra maestra antifascista del más grande genio del cine inglés.

Siempre me parece curioso que nos hagan reír personajes ficticios que, si fueran reales y estuvieran en nuestro entorno inmediato, nos resultarían absolutamente intolerables.

Chaplin nos hace reír al colocar a su dictador a soñar con un mundo habitado solamente por gente rubia de ojos azules. Nos causa más risa en esa escena en la que juega con el globo terráqueo, lo lanza al aire, lo patea y hasta lo golpea con las nalgas hasta el momento en que le explota en la cara.

En contraste, le cuesta a uno tragar el inexplicable e insustentado juego con el tema de los aranceles a las importaciones, pues se trata de una medida que destruye el modelo comercial imperante, impuesto mundialmente por el propio Estados Unidos, que incluyó la perpetración de golpes de Estado, invasiones y guerras en prácticamente todo el planeta. Lo destruye para imponer un nuevo esquema de comercio y relaciones financieras en los que Estados Unidos quiere imperar, ya sin disimulo, sobre la base de dictar pautas que deben ser acatadas por el resto de los países. Sería muy tonto no esperar que esta nueva política no involucre la perpetración de otros golpes de Estado, invasiones y guerras.

Nos reiríamos de su aseveración de que muchos presidentes estaban corriendo a Washington para besar su culo, pero lamentablemente esta grosera declaración resulta ser cierta para algunos.

¿Recuerdan cuando al término de su primer mandato dijo que había estado a punto de tomar Venezuela y que habrían tenido nuestro petróleo gratis? Esta declaración fue un buen ejemplo de su nueva actitud política. Trump parece haber desechado el respeto y el cuidado de la forma. Su nuevo empaque es basto, grosero y rudimentario. En una película, nos haría reír, pero es de este mundo, un megalómano sentado en el trono de un imperio que mata mientras se deshace.

 

Freddy Fernández

@filoyborde

 


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