Retina | Autopercepción facha
25/08/2015.- Muy erróneamente, el facho se autopercibe inequívocamente distinto y superior en todos los aspectos. Es esta una de las razones por la que no teme a una invasión facha de una potencia extranjera. Piensa que los misiles, los cañones y las balas saben diferenciarlo, con mucha precisión, de los chavistas a quienes consideran inferiores en lo racial, lo racional, lo intelectual y lo estético.
En Venezuela sabemos que esta falsa autopercepción le ha costado la vida a varias personas. Hay quienes se han metido entre las hordas fachas pensando que era evidente su condición de copartidarios y, sin embargo, esas hordas sintieron que eran un cuerpo ajeno a su “legión” o “comandito” y decidieron eliminarlos.
Los gringos menos podrían dar con la diferencia. Un ejército invasor son manadas de adolescentes asustados y drogados, completamente armados y con derecho a disparar. Su tarea es avanzar en bandas, sembrando miedo e imponiendo dominación. En el único momento cuando sienten un poco de seguridad es cuando perciben que ha sido muy multitudinaria la masacre.
Y masacrar, en términos básicos, es no diferenciar. Así, olviden la idea de que un ejército invasor vendría preparado para reconocer el olor cobarde de quienes pidieron una invasión. Recuerden que los sentidos de los invasores estarán distorsionados por las drogas consumidas para controlar su propio miedo.
En estas condiciones, si alguna vez ocurriera, el recurso más prudente que le quedaría a los fachos amantes de invasores es responder para sí mismos esa pregunta que gustan formular a los chavistas: ¿Dónde te vas a meter cuando comience la invasión?
Si algún facho se tomara la tarea de mirar en las estadísticas y las anécdotas de las invasiones gringas, se enfrentaría a tres desagradables sorpresas. La primera es que no saben nada de cirugía. Nunca ha ocurrido una “extracción quirúrgica”. Las víctimas de las intervenciones son, cuando menos, decenas de miles. La segunda es que las tropas no son la gente rubia que se imaginaban ni los “jóvenes idealistas de la libertad”. Son bandas de mercenarios, casi ninguno caucásico, acostumbrados a matar. Es ese su trabajo.
La tercera es la más cruda. No se les ocurra mostrar alegría a los mercenarios invasores. No vayan a salir con una banderita gringa a saludarlos. Esos asesinos saben que también su vida está en juego. Están asustados y no están dispuestos a morir en manos de alguien que se está haciendo pasar por amigo. Van a matar primero al de bandera gringa, después matarán a los demás saludadores.
Freddy Fernández
@filoyborde