Letra fría | Diecinueve años al aire
04/07/2025.- Los responsables de esta historia han sido tres grandes amigos: la psiquiatra de la clínica López Ibor, Marta Olivera; Daniel González, asesor de la Vicepresidencia en tiempos de José Vicente Rangel, y Yolanda Delgado, directora por aquel entonces del canal informativo de Radio Nacional.
A lo largo de mis treinta, cuarenta y hasta cincuenta años, mis amigos me preguntaban por qué no hacía radio, a pesar de que ya había hecho incursiones exitosas como partner de mi querido y recordado Ángel Méndez en su programa Swing latino, en Radio Suave, o con Segundo Cazalis y Pedro Espinoza Troconis, en una emisora del Concresa. Yo les decía: "Tranquilos, que me estoy guardando para cuando me ponga viejo, ¡si es que es verdad que llega esa vaina! Ja, ja, ja…".
Un buen día andaba con mi psiquiatra de cabecera, Solano Calles, viajando por una carretera al oriente de Venezuela, tratando de dilucidar el enigma de cómo se puede amar a dos mujeres a la vez y no estar loco. Bueno, el cuento es que, como yo soy boleroterapeuta, terminé curando el psiquiatra, quien dejó a la esposa, se casó con una mujer joven y hasta el sol de hoy siguen felices. ¡Y a esta hora es cuando descubro que fui yo el que se quedó solo para siempre!
La carretera se hizo corta y llegamos a nuestro destino: la posada de mis compadres Tamara Rodríguez y Juan Sará, en San Juan de Las Galdonas. La tarea era buscar a mis hijos Vicente y Marcel que, por supuesto, pidieron la prórroga de aquellas hermosas vacaciones. Ya en la noche, a la hora de la cena, conocí a una mujer extraordinaria y a su marido, y ambos me encantaron. En la sobremesa, con rones de la zona y al saber que Marta Oliveira había alabado la gran educación de mis hijos, no pude menos que acercarme a chocar las copas. En el fragor de los brindis, me cuenta que era la psiquiatra de Pedro Almodóvar y Charlie García. Me dije: "¡Mierda! ¡Esta es la mía!". Al plantearle el enigma de las dos mujeres, solo me recetó hacer un programa de radio que se llamara A mí me pasa lo mismo que a usted.
Así pasaron los años, y un buen día…
A finales de junio de 2006, ocurrió un grato episodio en mi vida. Me convocó mi hermano querido, Daniel González, artista plástico de El Techo de la Ballena, quien trabajaba por entonces con José Vicente Rangel. Era una reunión en la Vicepresidencia de la República con los medios, y ahí estábamos toditos los ñángaras. Al finalizar, saludé a Yolanda Delgado, a quien conocía de nuestro Maracaibo querido. En la conversación, me entero de que, en ese momento, era directora del Canal informativo de RNV porque me pidió una sinopsis de un programa de boleros, sin compromiso, y, si gustaba, ¡se quedaba! El demo salió el 2 de julio de 2006. ¡Y se quedó!
A mí me pasa lo mismo que a usted, una tertulia radial en formato libre que pretendía dictar cátedra sobre el bolero y sus relaciones con la poesía, el sentimiento y pensamiento latinoamericanos. Ese fue el primer resumen, con la pretenciosa novatada de "dictar cátedra", pero en realidad se convirtió en un programa para todos aquellos que sufren o gozan el amor, sustentado en los fracasos amorosos de su conductor y su audiencia, con la idea de intercambiar dolores y experiencias sentimentales.
En estos diecinueve años, tuvimos incursiones internacionales. En Medellín, grabé a un trío famosísimo, cuyo nombre no recuerdo ahora. En La Habana, fueron Ela Calvo, Emilia Morales, Pedrito Calvo, Gerardo Aldana, Yaima Sáez y unos cuantos más. En Estados Unidos, grabé a un pintor, de quien tampoco recuerdo el nombre, y así por el estilo…
En Maracaibo, hicimos un programa maravilloso. Ocurrió que la sucesora de Yolanda palabreó un convenio con el Hotel del Lago, pero su contacto trabajó hasta el día anterior. Entonces, no solo nos rebotaron con el tema de las habitaciones, sino que el piano no servía. Crucé miradas con Leonel Ruiz, mi pianista asignado, y le dije a Alejandro Queipo, quien gentilmente nos había ido a buscar, de pana, al aeropuerto: "¡Ni modo, bróder! Llévanos a la oficina de tu jefe, Alejandro Higuera". Él era mi compadre y compañero de apartamento en Bogotá en los años setenta. Inmediatamente, se hizo cargo del asunto: mandó a afinar el piano de su emisora y nos envió con Queipo a buscar hospedaje. A dos cuadras, vi un apartahotel que me gustó, el Inter Inn. Allí nos quedamos, y por muchos años fue mi hotel preferido en Maracaibo. El resultado fue un magnífico concierto en La fonoplatea de los éxitos, con Yolanda Delgado, Gustavo e Israel Colina y, por supuesto, Leonel.
Por el estudio A (¡oh, aquellos tiempos con piano Steinway!) pasaron grandes poetas como Benito Mieses, Hermes Vargas, Néstor Francia, William Osuna, Laurencio Zambrano, artistas plásticos como Daniel González (de El Techo de La Ballena), Edmundo Aray (ballenero también), sacerdotes jesuitas como Alex Salom y Numa Molina, amigos como Ghandi, Frasso, Juan Carlos Monedero, Juvencio Pulgar, Diego Rísquez, Orlando Watusi, Ignacio Barreto, el doctor José Gregorio Hernández y hasta Ramos Allup, ja, ja, ja.
De cantantes, hubo un florido ramillete: Elena Gil, Ricardo Hernández, Mauricio Figueiral, La Cantera, Amaranta, María José, Elisa Soteldo (con su hijo Chuchito Sanoja incluido), Yakee Luna y Berenice del Moral. Hubo una muchacha, cuyo nombre no puedo recordar en este momento, que fue de entrevistada y se quedó un tiempo. De lo que sí estoy seguro es de que logró un programa con Ibrahim Ferrer júnior desde México.
Quién sabe a cuántas estrellas más olvido en este recuento…
A los diez años, sentí que se me acababan los boleros, aunque esa lista es inagotable, y tuve que ponerme a inventar. Así, comenzaron los programas de versiones de un mismo tema. El tango tuvo el suyo y hasta terminó siendo un libro en 2020, gracias a la Librería Digital de Ciudad CCS.
Hoy agradezco, infinitamente, a Yndira Ceballo y a Félix García por el apoyo necesario para seguir con esta tarea. Un día, en plena pandemia, se me ocurrió llamar a la radio para preguntar si podía volver al aire a distancia. Simón Arrechider, director del canal informativo de entonces, hoy flamante presidente de RNV, me puso en contacto con ellos y pudimos volver al aire.
Lo mismo que a usted, su verdadero nombre, es un bolero con música de Palito Ortega y letra de Dino Ramos. En el programa, arrancaremos en una próxima entrega con la tanguera argentina Tita Merello y, seguidamente, un ramillete de divas como María Martha Serra Lima, Eugenia León, Olga Guillot y Rocío Dúrcal. Luego de los varones Julio Jaramillo y el propio Palito Ortega, habrá una versión salsosa de Ray Barreto, Ismael Miranda y Chucho Avellanet, con Carlos Roig en el piano, la Sonora Santanera y, por supuesto, la de Rolando Laserie, que es la propia cortina del programa.
Humberto Márquez