Al derecho y al revés | ¿Investigarán juntos los chinos y Harvard?

02/07/2025.- Las universidades desde su creación han tenido relaciones difíciles con el poder. Esta frase, como muchas, es verdadera pero también es mentira.

Los académicos en general no enfrentan a los poderosos, especialmente rectores y catedráticos que imparten lecciones a quienes en el futuro serán guardianes del sistema político desde el Derecho, el Periodismo o la Economía.

Quizás Unamuno o el rector Pizani en sus momentos, más el vasco que el nuestro, fueron más bien excepciones a una regla que excluye a los estudiantes que, como dicen tantas canciones, por valientes merecen el “viva la madre que los parió”.

Introduzco el tema de la semana en momentos en que el Bonapartismo gringo, es decir, el aprendiz de nazi que se llama Donald Trump y preside el país más belicoso del mundo la ha cogido con un ícono del mundo occidental como es la Universidad de Harvard.

A esta universidad, los iberoamericanos, revisando la balanza poco le debemos ya que de allí han salido con un título bajo el sobaco muchos dictadores y farsantes de los que viene sufriendo la región.

Pero recordando que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, caben algunas consideraciones con esta universidad que, en general, se considera una de las más prestigiosas del mundo.

Esta aseveración se corrobora con datos: un egresado con honores —así llaman los yanquis a sus magna cum laude— se lo pelean los mejores bufetes de Estados Unidos ofreciendo salarios de cinco cifras al año, en dólares, por supuesto.

Pero el presidente Trump, a quien le cabe perfectamente el remoquete de “bonapartista” en su afán de controlarlo todo desde que comenzó su nuevo período, busca ahogar a la Universidad de Harvard que, como digo, será imperialista, quizás racista en su directorio, pero es una de las mejores del planeta y año tras año produce nuevos conocimientos para la humanidad, razón por la cual todas las administraciones yanquis le entregan importantes sumas para su mantenimiento, que incluye contratar premios Nobel como profesores.

El actual enfrentamiento de Trump con Harvard tiene su origen en las manifestaciones contra el genocidio en Gaza por parte del gobierno de Netanyahu. Protestas y manifestaciones organizadas por los estudiantes y que los funcionarios foca aseveran que “desdicen los propósitos de los fondos que el Estado le proporciona a la Universidad de Harvard, fondos que desde la llegada de Trump al poder se vienen recortando.

Según los funcionarios foca, que todo lo de Trump aplauden, “Harvard habría impedido el ingreso de alumnos israelitas y hebreos” —bulo que es desmentido por las estadísticas que muestran mucho más estudiantes de religión hebrea que musulmanes—.

Por lo pronto, Harvard no ha respondido, lo que no significa bajar la cabeza y menos a Trump que, en su empeño de sacar de EE.UU. todo lo que huela a “latino”, dejó sin ayudas a la Conferencia Episcopal de ese país, ya que en general los latinos son católicos más que otra cosa en materia de religiones.

Pero cuidado y le sale al catire fascista “el tiro por la culata”, como le sucedió al retirarle fondos a la Conferencia Episcopal de EE.UU., fondos utilizados para ayudar a los más pobres en materia de alimentos y ropa, principalmente.

Ya había comentado en otra columna que el papa Francisco resolvió el diferendo de opinión que el Vaticano sostenía con China. Lo que me faltó resaltar en aquella oportunidad fue que el papa León XIV fue más adelante, ya se nombraron los cuatro primeros obispos para ese país, uno muy de confianza del actual Papa; los restantes dicen que estuvieron inscritos en el Partido Comunista Chino, que ahora, en tiempos cuando han bajado las limosnas de los fieles católicos, suple la malacrianza de Trump, antidemócrata, racista y pillo.

Domingo Alberto Rangel

 

 


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