Derreflexión | Pensar mejor, vivir mejor
30/06/2025.- Constantemente recibimos mensajes de cómo poder vivir mejor, comer sano, hacer ejercicio o dormir bien y todo esto es importante, por supuesto, pero hay algo más que pasa desapercibido: la manera en la que pensamos.
Nuestros pensamientos no solo son clave para hacer interpretaciones sobre lo que nos sucede, sino que también crean un marco dentro del cual se define cómo sentimos y cómo actuaremos. Pensar con calma, con claridad y serenidad puede hacer una gran diferencia en la forma que vivimos.
Lo mejor es que no es necesario convertirse en un experto en filosofía para comenzar a cambiar el patrón de nuestros pensamientos. En esta ocasión, vamos a indagar un poco en algunas ideas filosóficas valiosas que nacieron hace siglos y que son importantes al día de hoy, sobre todo en nuestra cotidianidad, para vivir con equilibrio, tranquilidad y propósito.
Lo que los antiguos sabían sobre el poder de nuestros pensamientos
Desde tiempos remotos, filósofos y pensadores han reconocido la importancia de nuestros pensamientos, ellos sabían que no se trata de simples reacciones momentáneas, sino que podrían despertar una fuerza poderosa, capaz de influir de manera directa en nuestra vida.
En la Antigüedad, los griegos creían que una mente entrenada era fundamental para alcanzar la tranquilidad, pero no se trataba de controlar lo que estaba afuera, sino dentro de nosotros, en concreto, nuestros pensamientos, juicios y creencias.
Epicteto nos invitó a regular nuestras reacciones y nuestro modo de sentir cuando afirmaba que “no son las cosas las que nos perturban, sino nuestra opinión de ellas”. Platón también llegó a mencionar que “la filosofía es la medicina del alma” y esto se debe a que la manera en la que pensamos nos puede ayudar a vivir con equilibrio, aun en medio de circunstancias adversas. Aunque las ideas de estos filósofos son milenarias, continúan siendo un faro en la actualidad.
Esta sabiduría de otrora nos enseña que nuestro bienestar comienza con nuestra mente y que es primordial cultivar pensamientos equilibrados, positivos y claros, ya que esto no se trata solo de un camino intelectual, sino de una ruta para vivir sintiéndonos mejor. Cambiar la calidad de nuestras creencias nos ayuda a vivir con más consciencia y transforma nuestra experiencia cotidiana.
El poder de tus pensamientos cotidianos
A diario, nuestra mente produce miles de pensamientos, lo hacemos de forma automática, sin ser conscientes de ello, pero estos breves instantes pueden cambiar todo nuestro día. Basta un solo pensamiento durante un minuto o menos para hacernos sentir alegres o tristes o con ansiedad. El impacto de nuestros pensamientos puede influir en la forma en la que nos sentimos y en las decisiones que tomamos.
Cuando nos preocupamos en exceso o vemos la realidad de manera negativa, podemos sentir estrés, ansiedad o una profunda tristeza, mientras que cuando creamos pensamientos positivos podemos enfrentar mejor los retos que se nos presenten y disfrutar de las cosas simples de la vida.
Las pequeñas decisiones que tomemos en el día, como cuestionar nuestros pensamientos o prestar atención a cómo estamos pensado pueden ir transformando nuestra experiencia vital, comprendiendo que los pensamientos tienen un poder sobre nuestra forma de actuar. A continuación, te comparto una serie de frases positivas que le han funcionado a muchas personas:
- Esto va a pasar también.
- Nada dura por siempre; el curso natural de las cosas es cambiante.
- Hago lo mejor que puedo ahora, con los recursos que tengo.
- Cada día tengo una oportunidad nueva.
- Soy más fuerte de lo que pensaba.
- Puedo elegir cómo esto me hará sentir.
- No me pueden hacer sentir culpable de hacer lo que es mejor para mi bienestar.
- El presente es el mejor regalo que tengo y es irrepetible.
- Ahora estoy creando los recuerdos del mañana, así que es importante sentirme bien conmigo misma.
- Merezco tiempo para cuidar de mí.
- Soy mi prioridad.
- Los pequeños pasos también son importantes.
- Puedo encontrar tranquilidad en medio del caos.
Ahora es tu turno. Detente un momento y pregúntate: “¿Qué clase de pensamientos estoy alimentando y cómo me están haciendo sentir? ¿Qué pensamientos me ayudan a sentirme bien y cuáles me generan estrés? ¿Hay alguna creencia que pueda cambiar por una más amable?
Tomar unos minutos al día para hacer una pausa y cuestionar nuestros pensamientos nos ayudará a identificar los patrones que no nos ayudan a sentirnos bien y elegir aquellos pensamientos que nos hacen sentir calma. Repite este ejercicio las veces que sientas que hay mucho ruido en tu mente y observa cómo poco a poco comienza a cambiar tu manera de sentirte.
Isbelia Farías