Historia viva | Diversidad y diálogo: Venezuela y Guyana
21/05/2025.- Desde Guyana llegan "noticias" de un tiroteo entre civiles armados venezolanos y fuerzas militares en el Cuyuní, ocurrido entre el 13 y 14 de mayo de 2025 en esa zona de litigio. Es la segunda provocación efectuada en lo que va del año para ratificar la supuesta matriz de que el Estado venezolano no controla los "límites" fronterizos y que Venezuela es la agresora. Aquí se neutraliza un diálogo posible para tratar los asuntos pendientes con Guyana.
Por otro lado, el vicepresidente de Guyana, Bharrat Jagdeo, señaló en el Parlamento guyanés, el viernes 16 de mayo de 2025, que entre 1999 y 2011, el 55% de la cobertura forestal estatal había sido asignada por su partido. "Lo cierto es que, hasta ahora, alrededor del 55% del bosque estatal se ha cedido (…) Son aproximadamente siete millones de hectáreas de un total de 12,5 millones". Estas son zonas de vocación forestal entregadas a concesionarios mineros extranjeros madereros y del oro en la Guayana Esequiba por parte del gobierno actual. Eso es un total de siete millones de hectáreas de bosques talados, muchas de ellas en fase desertificada, es decir, son áreas irrecuperables, en una zona de causa por resolver.
Lo anterior es el mejor ejemplo de lo que no se debe hacer en términos de diálogo y diversidad, cuando la humanidad, y especialmente la región nuestroamericana y caribeña, requiere de consideraciones geopolíticas que aseguren la paz, el diálogo y la diversidad como ejercicio de convivencia.
La reclamación de Venezuela sobre el territorio de la Guayana Esequiba ante Guyana representa un ejercicio oportuno que nos remite al análisis histórico retrospectivo para trazar rutas prospectivas en una negociación satisfactoria para ambas partes.
Lo primero es observar y analizar experiencias similares de negociaciones de paz realizadas en América Latina durante el siglo XX y que alcanzaron acuerdos cuyas características análogas sean útiles en la resolución de conflictos, como lo hizo Nicaragua en la década de los años ochenta. Además, hacer una observación de retrospectiva histórica sobre litigio para encontrar nodos de negociación, como la propuesta del embajador Fortique en 1840.
Lo segundo es considerar qué recursos de orden recíproco pueden implantarse para tender puentes sólidos de relaciones complementarias en el área comercial, científica y tecnológica, industrial, ambiental o de otro ámbito prioritario que resulten potenciales para establecer tratados de reciprocidad que mitiguen y prevengan conflictos entre los países.
Tercero, permitir que se integren a los diálogos de paz organismos multilaterales como la Celac y otros actores sociales y políticos en la zona de conflicto y de la región, que ayuden a distender la conflictividad para mitigar las beligerancias. Entendemos que escuchar las voces de ambos lados del río Esequibo permitirá que las manos de los contrarios no contaminen los diálogos. Además, hay que comprender que la flexibilización de la contención en la que habría reciprocidad de ceder equitativamente puede ayudar a tender puentes de paz.
Para alcanzar estos objetivos es fundamental que la interferencia de la Exxon y el gobierno de Estados Unidos cese y que los diálogos bilaterales entre Guyana y Venezuela se fortalezcan, en aras de encontrar una solución satisfactoria para ambas partes, como lo señala el Acuerdo de Ginebra de 1966.
Igualmente, es necesario y universal escuchar lo que los pueblos originarios tengan a bien decir, dado que en ningún momento se les ha llamado al diálogo, cuando son ellos los principales afectados por la incursión de agentes concesionarios de minas y de explotación maderera en la Guayana Esequiba. En esa región, conviven cerca de diez pueblos originarios, que son los habitantes ancestrales de los ríos, sabanas y montañas que allí todavía existen.
Las negociaciones por la disputa territorial entre Venezuela y Guyana deben trascender las limitaciones fronterizas, por cuanto se trata de una vasta región amazónica que forma parte del subsistema guayanés, que es una zona de aguas y forestal protegida, de equilibrio continental y con una abundante biodiversidad.
Por tanto, el tema medioambiental debe ser considerado como parte fundamental en los previstos diálogos entre las partes, en tanto las responsabilidades bilaterales sobre el territorio de la Guayana Esequiba requieren que organismos multilaterales tomen en consideración las regulaciones medioambientales internacionales, seriamente afectadas. Debe acordarse la observación y respeto a esta fragilidad, ya que esa región es parte importante de la formación geológica más antigua de la tierra, conocida como el Escudo Guayanés, donde están los tepuyes, a cuyas cuestas, sabanas y montañas se ubica la mayor diversidad biológica del planeta.
El otro vértice para la paz entre Guyana y Venezuela es la no injerencia de potencias extranjeras en el conflicto, para permitir cruzar negociaciones en el orden de la reciprocidad. Para ello, la intermediación de la Celac resulta prioridad, y de allí la responsabilidad del presidente Petro de promover el diálogo necesario como actual presidente pro tempore de ese organismo regional.
Aldemaro Barrios Romero