Psicosoma | Vivir la vida sumaq kawsay

La vida se gasta, y es miserable gastar la vida para perder la libertad.

Pepe Mujica

20/05/2025.- Se está muriendo mucha gente conocida de la generación del siglo pasado que nació entre 1920 y 1930. Entre esos nonagenarios y centenarios, cuento a una parte de mi familia, a mis viejitos.

El mundo acaba de perder recientemente al Papa y a Pepe Mujica. Este último, un guerrillero tupamaro que logró ser presidente, marcó mi infancia y adolescencia. Formó parte de ese canto sureño, de las fuerzas revolucionarias campesinas, el Movimiento Luis de la Puente Uceda, el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y Sendero Luminoso (SL), siempre con el pueblo obrero y campesino, militante en cada rincón de la patria grande, con sus diferentes historias y necesidades. "No se puede ser neutral ante el dolor de la gente", decía el Pepe, quien, al igual que mi papá, amaba a la humanidad.

La vida se nos gasta, pero, mientras dura, alumbra con más ganas. En ella, vale la pena soñar y lo más importante es pelear por esos sueños. Disfruto las conversas, las comunas, los talleres y los amaneceres en los que hilo esperanzas con la humanidad, en cualquier punto. Recordemos que la democracia sin justicia social, con hambre, canibaliza y degrada al ser, pero, al final, todo regresa y las historias se repiten.

La vida es demasiado corta y nuestra memoria es frágil, llena de traiciones, egos, de guiones repetidos, con "desti-nos" a los cuales le tratamos de cambiar los finales mediante un trabajo de hormiguita. La cohesión invisible se siente en el aire, en medio de las voces, los ecos y las apariciones de sátrapas egoicos, cual césares o nerones con sus esclavos liliputienses que incendian o quieren tener todo bajo su control. La sociedad, sin embargo, cada vez les cree menos y se moviliza más. Sabemos que ellos "están desnudos" y, les decimos, como Galileo Galilei, "Y, sin embargo, se mueve".

Nos cansamos de girar en torno al dios sol Trump, a dioses inventados según "necesidades y creencias" porque una vida sin acumular y sin comprar es posible. Ya en pueblos campesinos se retorna a la práctica del trueque con las cosechas, y, en la ciudad, ocurre lo mismo con las ropas, las comidas y los libros. Se intercambian, se prestan y se organizan talleres para el cuidado de los niños y los adultos mayores. Es la práctica milenaria ancestral del buen vivir —el Pepe lo pregonaba: "Viví la vida"—, pero lo hemos olvidado. Estamos en un eterno "corre-corre", sin compromiso, convirtiéndonos en "amigos con derecho", una nueva plaga de los "casi algo" que se las trae, con más conflictos que satisfacciones. En el fondo, se trata del miedo a las relaciones responsables y honestas. El poliamor solo trae cuadros de ansiedad, erotomanía, disfunción eréctil, patologías e idealizaciones románticas.

Tenemos fecha de vencimiento, porque nada dura para siempre. Hoy es ahorita, el momento. Debemos reflexionar sobre frases como "Abrázame fuerte y nunca me sueltes" o "La vida se me está yendo pensando en ti", que corean los jóvenes. La nostalgia arrebatada de la cantante Mon Laferte destripa pasiones. Conozco mujeres adultas en pleno ejercicio de su vida erótica en pareja o en ese "casi algo" que les dura poco. Como no son samuráis ni sadomasoquistas, han creado nuevas formas de convivencia con hombres más jóvenes y menos enrollados. En la clínica, he empezado a notar la presencia de más parejas enamoradas, comprometidas, con una función sexual placentera. En las terapias, conversamos de las cicatrices emocionales, el destete emocional, los cierres con el ex, la autonomía e independencia de la familia, el compartir la habitación, el sexoerotismo…

Realmente, el prejuicio acerca de la mujer madura que tiene de pareja a un joven es mal visto, y mucho más si le dobla la edad, como el caso de una mujer de 70 con un hombre de 35, aunque se trata de una pareja extraordinaria y exquisita. La vitalidad y el carisma enamoran. La vida toda se vive y se recicla, con más sueños y esperanzas.

La patología del capitalismo inventa nuevos trastornos como el síndrome FOMO (Miedo a Perderse Algo, por sus siglas en inglés), la nomofobia, la gordofobia, el síndrome de Cotard (negación nihilista) y el de aislamiento social o hikikomori. Casi nadie escapa a la angustia, el estrés, la bipolaridad o la depresión. Ayer vi a Byron —no el poeta inglés, sino el amigo del bulevar de la Avenida Central— en mejor estado físico, porque tenía un nuevo corte de cabello, unos tenis, pantalones y camisa limpios. Mantenía cortas conversaciones, pero, con mirada nerviosa y casi suplicante, me dijo: "Estoy ansioso y necesito drogas. Dame unos pesos". Esto es parte de la cosmética y limpieza que hacen cada temporada en la fundación Chepe se Baña, pero como carecen de servicio de atención psicológica, el deterioro en la calle los devora.

Parto desde La Chola, la bella estatua de la robusta mujer mestiza con rasgos indígenas guanacasteca, al encuentro con la machilla, una mujer rubia, de casi ochenta años, muy juvenil en su vestir y de conversación fluida, de los barrios del sur pobre y marginado. Me cuenta de los malabares con los pagos de alquiler, luz, agua, comida, y el cuidado de su hijo con cáncer de cincuenta años. Ella, fuerte y vital, pero arrugadita y pequeña, de ojos verdes y luminosos, me abraza al conocer de mi duelo por la pérdida de mi madre. Disfrutamos helados. Al final, se despide diciendo: "Las comidas me las entrega el padre Valverde. Debo irme".

He visitado las comunidades del sur de San José, Hatillo, Paso Ancho, Desamparados, San Sebastián, y las comunidades marginadas, como las escuelas en Río Azul, la cárcel de mujeres y la Casa Hogar Esperanza para pacientes de VIH, adonde he llevado charlas, promoción de lectura y recitales. Ahí siempre encuentro a las mismas masas vulnerables al límite, pero con una alegría sincera de colaborar en los recitales. "La causa de la vida es una lucha eterna y nunca el paraíso. El progreso es social", nos decía el Pepe. Entonces, ¿hacia dónde vamos si las escuelas están abandonadas, carecen de bibliotecas y hay poco cultivo del conocimiento? ¿Dónde está eso y cómo se come la "pura vida"?

"Hay que luchar por la felicidad del mundo, acá. Tiempo para vivir, para la esperanza. Necesitas tiempo para vivir", pero se trama la indigencia, el menosprecio, la violencia, el hambre, la segregación, la xenofobia y la aporofobia, ese odio hacia el pobre. Se nos ha deshumanizado al llevarnos a un consumismo enajenante. El ser humano necesita esfuerzo colectivo y una democracia representativa.

 

El ser humano es un ser político.

Aristóteles

 

Rosa Anca


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