Estoy almado | ¿Cara a cara o por redes?

18/05/2025.- Esta campaña electoral ha sido particular, pues resalta el despliegue de candidatos del chavismo en las comunidades, cara a cara con las necesidades y alegrías de la gente. No es que nunca haya ocurrido, es un fenómeno permanente; pero es llamativa la ausencia de la acostumbrada parafernalia en redes digitales, a la que se somete a la población en época electoral. Esta vez ha sido sin tanta bulla digital, pero sí con un efecto profundamente movilizador en la vida real, que supera la fórmula gastada de marketing de exhibirse en las pantallas para lograr acciones colectivas.

Claro, habrá quienes sigan insistiendo en el mantra ¿posmoderno? de que “si no sales en redes, no existes”. Puede ser un recurso a considerar, pero en los últimos años hasta las campañas electorales estaban siendo concebidas desde la intención de lograr la foto o la grabación pertinente para las redes sociales, lo cual desdibuja la forma de hacer política en lo sustantivo, olvidando que el contacto humano puede ser más poderoso que la intermediación espectacularizante de una pantalla digital para enterarse qué dice tal o cual candidato.

Vale decir que la naturaleza de esta elección permite que prevalezca el regreso del “cara a cara” de esta campaña. La del 25 de mayo es una megaelección de 569 cargos, con más de 6.000 candidatos en disputa para tres categorías distintas del ejercicio del poder público: gobernadores, diputados a la Asamblea Nacional y legisladores de consejos legislativos. Hasta la forma de votar cambia.

En ese escenario, las redes no figuran tanto como vehículo de promoción a escala nacional, como sí ocurre cuando la votación será presidencial y la gente necesita saber quién es el gallo principal que va para Miraflores.

Para estas regionales y parlamentarias, se percibe una actividad de campaña del chavismo focalizada por cada región (para efecto de los candidatos a gobernadores y legisladores estadales) y por circuitos, donde serán electos los diputados nominales. Todo esto responde a una estrategia de campaña dirigida a impactar cada territorio en particular, con la guía de las bases organizadas y movilizadas por dos factores: las recientes Consultas Nacionales Populares, además de la brega diaria de cada luchador social en cada barrio o urbanización.

Sin tantas redes de por medio hay quienes sienten que no hay campaña, porque su smartphone no está siendo constantemente bombardeado de contenidos audiovisuales sobre la elección del 25 de mayo. En realidad sí ha habido campaña, pero segmentada, para la cual no necesariamente el votante de Petare es abordado del mismo modo que el elector de Cocorote en Yaracuy. Aunque el chavismo está unificado en mensaje y candidatos, la campaña opera diferente por las necesidades de territorialidad. La falla de agua en un sector de Barlovento puede tener más peso que la falta de gas en una comunidad de Socopó. Lo que sí es un patrón en todo el país es que votar abre puertas a las soluciones y al futuro. Quedarse al margen es “autodesconectarse” del país.

También ha habido campaña electoral para los candidatos de las oposiciones. La diferencia es que ellos sí andan de pantalla en pantalla en las redes digitales, pero cargando con el llamado a la abstención de sus propios correligionarios de extrema derecha. Es un mensaje que, en el fondo, les hace más daño a la campaña opositora que a la del chavismo. De hecho, cualquier ápice de desmovilización resultante tendrá mayor efecto en los considerados bastiones opositores que en los del chavismo. 

Así las cosas, esta campaña electoral dejará más que cargos electos por la población: con el “cara a cara” se da un paso en la construcción de un nuevo estadio de la democracia más popular y directa que se asomará con seguridad en los postulados del proyecto de reforma constitucional, cuyo referendo está a la vuelta de la esquina después de las elecciones regionales y parlamentarias. 

 

Manuel Palma 


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