Psicosoma | Luna de flores Huaca de Luna

13/05/2025.- Estamos bajo los efluvios de la luna llena, de maíz, leche o flores en el mes de mayo, con lluvias y chubascos imprevistos en el hemisferio norte, Costa Rica del "pura vida" y sorprendida con la elección de Robert Francis Prevost Martínez como nuevo Papa León XIV, de nacionalidad peruana, "chiclayano", con más de cuarenta años en Perú, nació en Chicago y salió directo de la Diócesis de Chiclayo, de la tierra Mochica del Señor Sipán a El Vaticano.

Las comunidades hispana y latina están de júbilo, y en particular la peruana, porque tenemos un "Papa peruano", gritan los fieles cristianos, y de verdad que sí sabía jugar fútbol el Papa Francisco, porque las "locuras" y sinvergüenzadas políticas solo la fe las aguanta. Es mucho con demasiado la corrupción, esclavitud y tributos que el pueblo ya no aguanta y bien las esperanzas son renovadas y nos saltan unas ganas de que no nos "pisen el poncho", pero no se puede "tapar el sol con un dedo" porque en la provincia de Pataz, región norteña, las mafias masacraron a trece guardas mineros.

Aquí en Costa Rica las drogas hacen su agosto y realmente al salir en la madrugada a tomar el tren, cuento, desde el frente de la casa a la esquina, a los habitués enroscados con frazadas, cajas de cartón que les cubren las cabezas y ya luego en San José me canso de sumar.

Al escribir este artículo me entero de que un día como hoy, 8 de mayo, finalizó la Segunda Guerra Mundial y se hace más intenso el exterminio de Palestina, con gran indiferencia a humos de parrilla humana que oscurecen Gaza. El grupo guerrillero Hamas, los secuestrados ni importan, solo aprovechar el tiempo mientras la tendencia papal impera y la limpieza étnica se ejecuta perversamente —se dan declaraciones para futuras inversiones—. Quizás pocos recordarán Palestina como las guerras del Peloponeso, las barridas del Sendero Luminoso o tal vez algunas canciones y fotos desgarradoras como las de niñas de Vietnam, pues olvidamos rápido, supuestamente por higiene mental, pero "la vida productiva" nos mata con los condicionamientos pavlovianos o nos autoexplotamos como dice el filósofo Han Byung. Realmente nos la pasamos produciendo con multitareas, sin dormir, repetimos mantras robóticas en sueños ajenos, charlatanerías, programas educativos desfasados, bolserías politiqueras, cultos a la personalidad y se espera un salvador...

El plenilunio nos pone de cabeza reflexiva hasta casi nostálgica, con unas mareas internas de líquidos, porque tenemos un setenta por ciento de agua y algunas veces somos barcos a la deriva sin llegar a ser lunáticos y estas personas son reales y viven más alborotadas.

Estamos siempre en movimiento y nos afectan las fases lunares en campos bioenergético somático y conductal porque activan la hormona melatonina, que regula los ciclos de sueño-vigilia y solo la oscuridad hace que el soma produzca más melatonina para abrazar plácidamente a Morfeo sin interrupciones, es un navegar al continente oscuro, profundo sueño o "caer muerta de sueño" para despertar contenta al nuevo día con los rayos del sol.

La melatonina regula el sueño, trata alteraciones del ritmo circadiano y refuerza el sistema inmune. Esta hormona es segregada por la glándula pineal o pituitaria.

Hay veces que se altera el dormir por las noches blancas, luminosas, por el hechizo lunar con insomnios terribles al no poder conciliar sueño y todas las ovejas se terminan para inventar más zoo; y nos relajan cánticos de pájaros en pleno alba. En las personas lunáticas los efectos de la luna lechosa son caóticos, casi maníacos bipolares, irascibles, a punto de erupción volcánica y nada poéticos. Les explotan las sombras arquetipales; digo esto por un paciente adicto a la ketamina más cocaína, que casi siempre recae en crisis autodestructiva al infligirse cortes sin manifestar dolor —el narcótico le anestesia—. Una pareja de amantes decide "terminar" la relación por celotipias obsesivas y ella retira las denuncias porque no cree que su osito de peluche se convierta en lobo feroz. No hay caso, la conexión adictiva la llevará al barranco.

En las culturas ancestrales, el satélite lunar era una diosa con sus mitos, leyendas, rituales, que casi siempre representa la feminidad, a la mujer, hembra, símbolo de la fertilidad, normado por el calendario lunar, protector de la flora y fauna, siembras y cosechas. En el incanto se le llamaba mama killa, al lado del taita, dios Inti que protegía las semillas, cosechas, salud, alimentación de una población. Los ritos de las sumaq warmi, vírgenes del sol, sacrificios humanos, de animales, alimentaban la tierra, mama pacha y mama killa y esta guiaba a mundos invisibles, subterráneos y dotaba del poder de la intuición, cura espiritual.

A las personas lunáticas los cambios de humor las hacen muy impredecibles porque están bajo el efecto lunar por la conexión del ciclo lunar y por el comportamento incluso se ha desarrollado el "efecto Transilvania".

"...Hoy sigues soplando en los vientos de Sipán/ Hoy sorprendiendo tus legados:/ pecheras y collares, influjos de la tierra,/ mantos y sonajeras cual gloriosas herencias/ de un rey que nos invita/ a acompañar el séquito oferente/ de Chiclayo y Sipán, al mundo en propiedad...". Señor de Sipán, Daniel Suárez Díaz.

 

Rosa Anca

 

 

 

 

 

 

 

 


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