Mundo Alerta | El funeral de la Amazonía

ecuatoriana será sin flores

12/05/2025.- Transcurridos siete años desde que Ecuador ofreció 200.000 hectáreas de sus 256.000 kilómetros de territorio a las multinacionales extranjeras para extraer petróleo, es difícil asegurar que el Estado salió ganancioso. Las operadoras controlan más del 60% de los 120.000 kilómetros que conforman la Amazonía ecuatoriana, con muy pocos beneficios para la población y un gigantesco daño ambiental.

La voracidad energética —nacional y extranjera— no ha cesado un solo día, igual que las ganancias. Solo en 2023, la estatal Ecopetrol obtuvo 7.526 millones de dólares por la exportación de 111.7 millones de barriles de hidrocarburos y en un futuro cercano podría dar un salto espectacular: exportar 360.000 barriles por día a través del Sistema de Oleoducto Trans Ecuatoriano (SOTE), una plataforma con casi 500 kilómetros de tuberías.

Reservas reservadas

Mientras tanto, las reservas petroleras de la Amazonía —5.300 millones de barriles— y las reservas probadas —80 millones de barriles— afianzan buena parte de los compromisos adquiridos con las operadoras extranjeras que, por cierto, muy poco disponen de sus activos para compensar los daños ambientales. Solo Chevron adeuda desde 2018 un total de $9,5 mil millones por daños ambientales, pero se niega a pagarlos pese a una sentencia de la Corte Constitucional ecuatoriana.

La última gota negra

Las reservas —el crudo que queda disponible en más de 7.000 pozos que se explotan actualmente en la Amazonía— son escasas, según Fernando Santos Alvite, experto petrolero y ex ministro de Energía y Minas de Ecuador. De acuerdo con Santos, las estimaciones mencionan solo 2.000 millones de barriles adicionales, disponibles para explotar, que servirán para 10 o 12 años más.

Cuando se termine el combustible fósil y no haya más flores ni se escuche el trino de las aves y los árboles desnudos mueran por falta de nutrientes, únicamente sobrevivirán la inmensa alfombra negra de petróleo y la choza del último indígena que custodió los ríos, lagunas y manantiales de la Amazonía. De verdad, será triste.

Raúl Pineda

 


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