Psicosoma | El silencio necesario

                                         

 El silencio es una fuente de gran fuerza.

Lao Tse

06/05/2025.- El silencio se hace respiro al estar aquietados consigo mismos; nos sentimos pocos vulnerables en medio del tráfico y se observan las actividades comunes en una y otras en prolongaciones de rituales con nuevas miradas, curiosidad e interdependencia cual hormigas.

Ante el bombardeo diario, de ríos de palabras, imágenes dantescas, chismes y murmuraciones, se requiere oxigenar el cuerpo, alma, espíritu, con las cosas más sencillas y, de ñapa, gratuitas que tenemos alrededor, como puestas de sol mágicas, tardes espumantes de bosques nubosos.

Con el miedo socializado, casi la paranoia nos inmoviliza y dejamos de interactuar por la desconfianza; sé que muchas mujeres han asociado percibir a los hombres violentos como depredadores y en realidad no son "un mal necesario". Esa creencia absoluta, acomodaticia e irreflexiva en contrastes u opuestos que niega los grises, porosidades propias en el crecimiento y desarrollo anímico lleno de ambigüedades, contrastes que se van integrando con los yoes, el otro, la persona, personajes, sombras para la posible balanza psicoemocional.

Aprender a cuidarnos, ser empáticos no quiere decir ser simpáticos ni "ser moneditas de oro" y creer que se mata el tiempo hablando pistoladas. Somos humanos oprimidos por el sistema patriarcal y satanizar a los hombres genera más violencia y ello no exime a las mujeres; algunas son más machistas y misóginas, y conste que no defiendo a nadie, y más bien debemos escucharnos en silencios compartidos.

Silencio, yo me uno al silencio / yo me he unido al silencio / y me dejo hacer/ me dejo beber / me dejo decir / Alejandr Pizarnik , hacer y ser en la escucha profunda una se conecta con el ser de otro y ello atraviesa instancias de autoconocimiento, compasión, perderse en rostros y gestos humanos, de animales que nos aruñan al llegar a casa u observar fugas temerosas por chaparrones imprevistos o sentir miedo a las nueve de la noche en la parada del bus, ero; la conexión visual y escuchar posibilita "atreverse" para huir de la noche olorosa a tabaco, orines y ron que se alborotan con las garúas.

La poeta me cuenta las noches de bachatas rosa, hombre con puchos cannabis que la perfuman y el pirata "salvador" noctámbulo con tres hombres aparecen y falta una persona y ella me reafirma que la voz del conductor le transmite confianza; y no se puede quedar en una calle sola con "gente rara"; prosigue Magdalena "y ya dentro enmudezco y me digo, el miedo se huele, y si me atacan", sigue sintiendo la culpa y la decisión de "conversar" con los hombres, sabe del peligro, pero las gracias repetidas al conductor y el trato humano la relajaron y "hasta uno de ellos cerró la ventana y no sé, olía a guaro... eran como cincuentones, me sorprendí al contarles del recital y me decían que era primera vez que conocían a una escritora, hablamos de fútbol de los morados y rojinegro...".

La pasión por el fútbol del costarricense la enternece y a los equipos de fútbol "soy una amante del balompié, del boxeo" y sin darse cuenta está en medio de cuitas de hombres, de alcanzar ver el segundo tiempo en un barcito cerca de sus casas, "¿por qué será que yo no le tengo miedo a los hombres, doctora?".

El silencio en la escucha es básico para conversar y guardar espacios de silencios que no nos deberían incomodar, porque a muchos les cuesta callar y rellenan con saludos "¿qué tal, todo bien, gracias", sin verse las caras y sin contacto visual, con una voz robótica y yo sin pronunciar palabras trataba de ver a mi vecina. Como nos cuesta desarrolllar el monólogo interno y solo vivimos a expensas de variables exteriores, con miedo o con ganas de impresionar sin poder conectar a la psiquis.

Señala Osho: "Cuando has expuesto por completo tu mente, cuando has liberado todo lo que allí existe, un silencio te llega, desciende sobre ti, te invade; un silencio que va mas allá de la comprensión, un silencio que va mas allá de ti: un silencio que pertenece al todo, y no al individuo", es casi una especie de rapto poético, inconmensurable, mercurial al respirar brotes de sonidos con esa paradoja de hablar con sonidos y silencios, una estructura íntima que se guarda y cocina lenta, muy corporal al dibujar las palabras con la lengua, el cielo palatino, respirar y devolverse y callar, un silencio sonoro que no es guardar votos de silencio ni "ley del hielo"; quizás la danza expresa los silencios, poetiza en instantes los cuerpos sueltos de amarras, cárceles mentales, cuitas y obsesiones -castigadoras de una misma- sin compasión, sin introspección activa nos desvivimos sin sentir los órganos, sudor, olores, vértigos, náuseas, entrañas y jugos, humores que exudamos y en silencio traja la psiquis, con paciencia y embeleso podemos aligerar las culpas reales e imaginadas. No hay nada que perturbe al silencio nacido del goce creador.

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Rosa Anca

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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