Araña feminista | Violencia política y la sostenibilidad de la vida

05/05/2025.- El pasado 27 de abril fue detenido un usuario que, a través de sus redes sociales, promovió crímenes de odio contra lideresas políticas que integran las estructuras de organización comunitaria en nuestro país. Hablamos de las responsables del CLAP, a quienes, de manera deliberada, propuso asesinar (femicidio político).

No vamos a repetir, por razones éticas, aquellas expresiones de odio que usó el ciudadano para promover el asesinato de lideresas del CLAP. Tampoco las expresadas por quienes, desde una supuesta "libertad de expresión", se creen con derecho a enviar mensajes racistas, clasistas y sexistas, vulnerando los derechos humanos de quienes consideran inferiores. Sí vamos a recordar, sin embargo, que el lenguaje es un dispositivo de poder, que permite la construcción de identidades y de realidades, así como la interpretación de las mismas. También permea subjetividades e incide en la manera en como nos autopercibimos y percibimos a las y a los demás, y en el valor que damos a las personas, fenómenos, etc.

Una usuaria, en los comentarios dejados en el reel publicado por el Ministerio Público (2025), señaló que esa idea está presente en el pensamiento y discurso de muchas personas, solo que no todas se atreven a decirlo abiertamente. Esto es muy grave, porque solo hace falta que se den las condiciones para que esos "demonios" se liberen. Recordemos lo ocurrido en las dictaduras del Cono Sur de finales del siglo XX. A la luz del contexto actual, con el avance del neofascismo, corremos el riesgo de que la historia se repita.

El caso al que hacemos referencia no es único, ni tampoco está aislado. En 2024, en el marco de la campaña electoral del pasado 28 de julio, circuló por las redes sociales el video de mujeres de nuestros sectores populares exhibiendo una manicura con "las uñas del gallo pinto". En un artículo de opinión, que publicamos en el mes de agosto de 2024, denunciamos el carácter fascista, implícito y explícito, dentro de los comentarios de las usuarias y los usuarios que visualizaron el material audiovisual. Desde nuestro punto de vista y de acuerdo con las legislaciones internacionales y nuestra legislación, los mismos son considerados mensajes y discursos de odio.

Ahora bien, los mensajes dejados por estas personas dan cuenta de la violencia estructural que permea nuestra sociedad venezolana. Como señala Patricia Hill Collins, los sistemas de opresión género, raza y clase se interconectan dentro de una matriz de dominación, de manera interactiva y dinámica, para producir, reproducir y sostener formas y tipos de violencia. La teoría de Collins nos permite comprender cómo es que un hombre que no responde al canon eurocéntrico referencial (blanco y propietario del norte global) puede con facilidad deshumanizar a sujetas femeninas estigmatizadas por el género, origen étnico, estatus socioeconómico e ideología política. También nos permite analizar cómo es que algunas mujeres de sectores populares y racializadas se pliegan a estos discursos y comparten las mismas ideas.

Lamentablemente, estos discursos de odio impactan no solo en la psiquis colectiva y en la salud mental de a quienes van dirigidos los ataques, sino que se materializan de manera concreta en formas y tipos de violencia que culminan con violencias extremas. Es el caso de los femicidios políticos, como el de los asesinatos de las lideresas Isabel Cirila Gil y Maryuri Coromoto Silva (2024). "Según Utopix, entre 2019 y 2024, se han registrado 46 casos de feminicidios por razones políticas"1.

Los femicidios de Gil y Silva tienen un carácter disciplinador, que pretende primero que nada deshumanizar a quienes sostienen la vida comunitaria en los territorios, y, al mismo tiempo, generar terror en nuestras lideresas, para evitar la continuidad del trabajo que vienen realizando.

Esta revolución se sostiene principalmente gracias al trabajo que realizan las compañeras de consejos comunales, CLAP, UBCH y activistas feministas en cada ámbito comunal. La extrema derecha lo sabe; el fascismo lo tiene claro. Tanto los discursos como las cifras lo evidencian.

 

Gabriela Barradas

 

Referencia:

1 Tomado de Russia Today, 2024.


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