Un mundo accesible | Octubre Rosa

Un movimiento intelectual que puede salvar tu vida

05/11/2025.- Octubre Rosa es un mes que promueve la concientización y sensibilización sobre el cáncer de mama. Una patología cuyo índice de mortalidad continúa amenazando el bienestar de nuestra comunidad. Es conocida por ser una de las principales causas de muerte en mujeres a nivel mundial; sin embargo, contrario a lo que muchos piensan, también afecta a un número significativo de hombres. Por lo tanto, y en abierta oposición con las creencias pseudocientíficas que en redes sociales intentan hacer ver como una información de gran valor intelectual, desestimando las campañas de los profesionales competentes que procuran hacer llegar un mensaje en el cual muchos destinatarios serán sus futuros pacientes, y de la calidad del mismo, dependerá el curso que tomen las vidas de los lectores: no es un asunto que se pueda tomar con ligereza.

En otras palabras, es importante aclarar y ratificar que el cáncer de mama es una patología que debe ser asociada con uno u otro género, ya que, incluso si la estadística demuestra que es más frecuente en mujeres, también puede afectar a un número significativo de hombres de mediana edad o de edad avanzada. Al negar o desconocer este hecho científico, los casos que se detectan suelen presentar signos y síntomas de un estadio sumamente avanzado; esto conduce a un diagnóstico tardío que requiere tratamientos más agresivos y no necesariamente eficaces.

En esta ocasión no solo quiero hacer un llamado a la prevención: considero que, como activista social y subsecuente defensora de los grupos más vulnerables, me atañen la suma de estigmas que suelen llevarse consigo a más de una vida. Hoy, hago uso de mi pluma para darle voz a aquellos que no la tienen, así como hago uso de la escritura como una extensión de mi propia humanidad. Todo ello bajo la firme creencia de que la medicina se vuelve inservible cuando se practica sin un solo indicio de empatía por el sufrimiento ajeno. No es posible ofrecer calidad humana cuando ni siquiera evaluamos el significado y el alcance de estas palabras.

A los 16 años inicié mi carrera como médico cirujano, pero jamás perdí de vista mi amor por la escritura y, desde entonces, trabajé arduamente por cultivar una perspectiva empática, en donde no solo existiesen distantes relaciones de médico y paciente; al contrario, cada vez que podía, profería que una bata blanca no era una vacuna, ni ningún subtipo de inmunización que nos librase de padecer una enfermedad. De hecho, acotaré con brevedad que pocos meses después de un feliz inicio académico, lamentaría el amargo diagnóstico de una enfermedad neurodegenerativa; dada mi movilidad reducida, muchos creían conocer mi límite y encontraban incompatible que una chica con tal condición pudiese efectuar correctamente sus labores, así que en lugar de contradecir tal dicotomía recurriendo a la oratoria, me enfoqué en los hechos, permitiendo que cada caso clínico presentado hablase por mí, abriéndome paso, con una reputación impoluta. Finalmente, la colisión de mis intereses científicos y humanistas me permitieron servir a la comunidad mediante una narrativa que responde a un ideal más elevado y a la que día tras día otorgo más responsabilidad, tanto para investigar como para presentar artículos dignos del interés y del bienestar de mis siempre estimados lectores.

Finalizo este mes con una tinta rosa, en honor al mes de octubre, con el propósito de transmitir esperanzas a quienes en el momento presente luchan contra una enfermedad extenuante y, por último, pero no menos importante, hago un llamado a nuestra empatía, a la capacidad de reconocer el sufrimiento ajeno y de obrar en consecuencia, ofreciendo una mano amiga, un espacio seguro y libre de caretas, un lugar desde donde la bondad crece férrea y vigorosa, y la vulnerabilidad no sea percibida como un lastre o un capricho, sino como una consecuencia más de la condición humana. Son muchos los temas que ocupan mi mente al tratarse de esta enfermedad, pero hallarán que, en mi austeridad, escudriño las inquietudes que suelen generar confusión entre la multitud. Mientras desarrollé este artículo, no pude evitar sentir preocupación por quienes dicen estar informados, pues aquellos que reconocen desconocer un tema pueden ser correctamente ilustrados, pero los primeros no aceptan que se les contradiga; el verdadero problema es que la pseudociencia suele ser implacable con sus víctimas.

Para desmitificar Octubre Rosa, he de insistir en que no debe promoverse una idea equívoca de una enfermedad que afecta solo a las mujeres, pues ambos sexos presentan tejido mamario. Es nuestra responsabilidad crear una campaña de concientización a nivel mundial acerca de la prevención, identificación, factores de riesgo y poblaciones vulnerables. Las campañas médicas vinculadas a "octubre rosa" consisten en sensibilizar e informar a toda la población sobre la importancia de la prevención y la detección precoz de esta patología; hasta la fecha, la detección precoz solo se presenta en la población femenina. La desinformación es el riesgo más grande en lo que respecta a patologías tan graves como el cáncer de mama. Habiendo tantas influencias confusas, anecdóticas y pseudocientíficas, es importante discernir y juzgar cuidadosamente el valor que damos a la evidencia científica. Asimismo, es labor de un profesional de la salud desmitificar las falsas prácticas o tratamientos inocuos en contra de este grave problema. Dentro del contexto de la desmitificación, es de gran relevancia dar a conocer a hombres y mujeres que el autoexamen mamario no sustituye a los estudios médicos anuales concernientes; estos últimos pueden ratificar o negar cualquier indicio de sospecha, e incluso detectar aquello que pasa inadvertido ante la palpación. ¿Su utilidad? La prevención. Un autoexamen no nos ofrece conclusiones confiables, pero sí puede alertarnos de algún cambio que debamos informar a los especialistas. Finalmente, para desmitificar las campañas pseudocientíficas, debemos indagar el paradero del autor; el número de seguidores de una persona, así como la autoproclamación de "influencer" no determina el conocimiento genuino o profesional de dicho individuo.

Preguntas e inquietudes frecuentes sobre el autoexamen mamario:

¿Cómo realizar un autoexamen mamario en pocos pasos? Desvestirse y observar la simetría de las mamas, descartar anormalidades en los pezones, buscar hundimientos o deformidades. Palpar ambas mamas hasta llegar a las axilas, asegurarse de reportar al especialista si se presenció alguna anormalidad. El autoexamen de mamas se realiza mensualmente y, de hecho, tanto hombres como mujeres deberían practicarlo. Desafortunadamente, los hombres no están familiarizados con estas medidas de prevención.

¿Qué posición debo adoptar al examinarme? En mujeres, la posición ideal para el autoexamen de mamas es en decúbito dorsal, en términos más sencillos, recostada y mirando al techo, pues dicha postura permite que el tejido mamario se extienda y se aplaste sobre la pared torácica, facilitando la detección de bultos. Para realizarlo, recuéstese bocarriba, coloque una almohada o toalla enrollada debajo del hombro de la mama que va a examinar y ponga la mano de ese mismo lado detrás de la cabeza. Utilice la yema de los dedos de la mano contraria para palpar toda la mama con movimientos circulares, así como ambas axilas. En hombres, el autoexamen se realiza examinando visualmente la zona y palpando con las yemas de los dedos para detectar bultos o cambios. Si se encuentra alguna anomalía, es crucial consultar a un médico, quien puede solicitar pruebas de diagnóstico por imagen como la mamografía o la ecografía para un análisis más detallado.

Cuatro signos de alarma que indican que requieres de un estudio médico más preciso:

1. Bulto o engrosamiento: La aparición de un bulto indoloro en una mama es uno de los signos y síntomas más comunes.

2. Cambios en la piel de la mama: Enrojecimiento, descamación, irritación o formación de hoyuelos.

3. Cambios en el pezón: Secreción, hundimiento o dolor en la zona.

4. Inflamación de los ganglios linfáticos: Por ejemplo, la palpación de un bulto en la axila o en la mama.

Una carrera contra el tiempo: Cuando hablamos de una enfermedad como el cáncer de mama, el tiempo es un factor que repercute enormemente en las probabilidades de éxito. Las mejores estrategias las dan los chequeos de rutina. El motivo: la detección del cáncer de mama en sus estadios iniciales y asintomáticos. ¿La razón? Se trata de un momento particularmente crucial; los especialistas en el área cuentan con un 95% de posibilidades de cura y se requieren tratamientos mucho menos agresivos.

Angélica Esther Ramírez Gómez

 


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