Micromentarios | Telepatía
14/10/2025.- Siempre me han dicho que la tecnología estadounidense es la mejor del mundo, la más poderosa, la más sofisticada. En resumen, la más arrecha (sic).
Ahora bien, más allá de la tecnología, hay algo que solo puede calificarse como lo mejor de lo mejor.
Afirmo lo anterior, vistas las actuaciones de la marina norteamericana al interceptar y destruir algunas lanchas con sus tripulantes, en medio de su nada creíble lucha contra el narcotráfico.
Ocurre que dichas lanchas —peñeros, en realidad, es decir, botes con motor de apenas unos pocos metros de eslora— han sido borradas de un misilazo desde aviones.
La supuesta armada más potente del universo ha atacado estas embarcaciones de corto alcance en el mar, no ante la sospecha, sino con la certeza de que llevan droga desde Venezuela hasta los Estados Unidos.
Aquí caben numerosas preguntas: ¿cómo saben que provienen de nuestro país? ¿Cómo saben cuál es su destino? ¿Cómo saben que transportan drogas y pertenecen a un cartel, si desde la distancia desde la cual las miran es imposible determinar tales cosas? ¿Cómo suponen que pueden llegar a las costas estadounidenses si no llevan suficiente combustible para tal travesía, unos dieciocho o diecinueve bidones, según los marinos expertos? ¿Cómo saben con certeza cuál es la afiliación delictiva de los tripulantes? ¿Por qué no han aparecido familiares y amigos de los misilizados, habida cuenta de que son seres humanos con relaciones sociales?
Todas las anteriores interrogantes y unas cuantas más es lógico formulárselas, dado que no se sabe nada de esos supuestos traficantes, alegremente tildados de narcoterroristas, vocablo con el cual las autoridades estadounidenses justifican cualquier ejecución ilegal en todo el planeta.
Tampoco el gobierno de Estados Unidos muestra prueba alguna de lo que acusa y destruye sin juicio alguno.
Ello lleva a pensar que las fuerzas armadas de dicho país han desarrollado a extremos asombrosos un arma milenaria: la telepatía.
Solo pueden lograrlo leyendo las mentes de los tontos marinos que se lanzan a la aventura, a sabiendas de que el trayecto hacia Estados Unidos está infestado de buques de guerra preñados de misiles, un submarino nuclear y unos cuantos miles de soldados.
Si usted es una persona que vive en los márgenes de las leyes, lo más seguro es que sea desconfiado, evite caer en manos de las autoridades e incluso no transite por donde estas se encuentren.
Sin embargo, los narcotraficantes que la marina estadounidense evapora a punta de misiles disparados desde aviones parecen ser mansos cervatillos que corren alegres hacia las fauces de los leones.
Todo lo anterior lleva a pensar que estamos ante un aluvión de embustes y falsedades, que van desde la atribución de tales envíos al inexistente Cartel de los Soles o al desaparecido en Venezuela Tren de Aragua y a la nada creíble autoría de los mismos al presidente Nicolás Maduro.
Por cierto, en las últimas semanas he visto en las redes que a este se le atribuye estar al frente del Cartel de los Soles, del Cartel de Sinaloa, del Tren de Aragua y hasta de Al Qaeda. Si eso fuera así, Maduro sería el mayor gerente de la historia universal, pues presidir un país y dirigir cuatro grupos de delincuentes y terroristas es una tarea que ni Hércules, ni Superman.
Por todo lo anterior, este asunto huele a falsedad: no hay nada que mostrar ni demostrar. Todo se sostiene sobre las devaluadas palabras de individuos que, de cada cien afirmaciones, ciento una son mentiras, como es el caso del presidente Donald Trump y el secretario de Estado Marco Rubio.
Aparte, puede concluirse que, dada su costumbre de esnifar, los buscadores gringos tienen su olfato dirigido a Venezuela, donde no huelen drogas, pero sí bastante petróleo, bastante oro, agua, coltán y diversos minerales raros, de los que quieren apropiarse.
Armando José Sequera