Punto y seguimos | Creencias imperiales
23/09/2025.- Los creyentes de la ley del más fuerte. Los fanáticos del derecho de conquista. Los elegidos. Los designados. Los chivos que más mean. La autopercepción de los estadounidenses y su rol en la historia de la humanidad están tan alterados que, si las naciones fueran personas, serían una con megalomanía. Su actual administración política encarna esos delirios a la perfección, con el peligro añadido de que el desdén por el resto del mundo es sentido, creído y celebrado.
Un país que, según estudios, presenta una alta tasa de analfabetismo geográfico, y cuyos jóvenes no logran ubicar a otras naciones en el mapa, es apenas un ejemplo del problema crónico de una sociedad negada al reconocimiento de la otredad. La llegada de un Donald Trump a la presidencia no es sorpresiva; es un síntoma de decadencia, de años de desvaríos y poco pensamiento crítico interno. Los Estados Unidos, lejos de su construida imagen de progreso y libertad, son un pueblo cuadrado, estrecho de miras y reacio a los cambios. Sus valores fundamentales se expresan de manera fanática y se aferran a lo que conocen: guerra, cultura del miedo constante, dinero y poder.
La sociedad estadounidense cree que, en virtud de su superioridad racial, moral e intelectual, es continuamente amenazada por los demás. Todos sus gobiernos han utilizado la estrategia de la amenaza interna o externa para gobernar, para presionar y mantener su condición de potencia, no solo con un control sobre el mundo, sino con uno nacional. Así, los estadounidenses son las primeras víctimas del modelo de sociedad que eligieron ser, con la pérdida de sensibilidad implícita del capitalismo y con la profundización de viejas estrategias que, en cuanto potencia imperial, les funcionaron. Ser el número uno, como tanto insisten Trump y los suyos, conlleva la voluntad de hacer lo que sea para mantenerlo.
La caída de las máscaras de este período se debe a la relevancia de China y Rusia, al aumento sostenido de su poder político y económico que realmente amenaza todo lo que los Estados Unidos son y quieren seguir siendo. La idea del planeta multipolar, con equidad y respeto entre naciones, nunca ha sido aceptada por el país norteamericano, puesto que atenta contra su esencia. Conquistar e imponer, y prepararse para las guerras de desafío, son el modo de vivir que entienden y aprecian. Harán lo que sea en su defensa, aunque eso implique mentir, robar y vociferar sin ningún atisbo de disimulo por el respeto a las leyes internacionales que se han acordado. Miremos Gaza, Ucrania y los barcos de guerra que ponen frente a nuestra propia casa.
Mariel Carrillo García