Memorias de un escuálido en decadencia | Invasión

22/08/2025.- ¡¿Dónde te vas a meter, carajito?! Tenemos cagadísimos a los militantes de la dictadura. Aunque nosotros tampoco sabemos dónde carajo nos vamos a meter si llega el Titanic, pero no importa, lo importante es que los tenemos asustados. Están que prohíben la venta y compra de drones, de saltapericos, matasuegras y triquitraques. Así quería verte, así nada más. Hay algunos chavistas que llaman a sus amigos de la oposición, porque nosotros somos más buena gente que ellos, para ver si “me puedo quedar en tu casa por una semana, porque si viene un bombardeo, seguro que a tu casa no llega nada, porque tú eres escuálido”. Así dicen los carajos esos. Provoca salir a pintar las paredes de las casas de los chavistas con mensajes: “Disparen aquí, que este es de la dictadura” Pero ni de vaina, porque esos carajos son capaces de equivocarse y matar al vecino, que seguro es de la oposición, y así, sin querer, asesinamos a nuestra gente que está en la clandestinidad. Cuando están en grupo provoca tirarles un tumbarrancho para verlos correr por toda esa Asamblea Nacional y después decirles: “Y eso que todavía no han llegado los bombarderos, así que vayan preparando ese rabo”. Estamos gozando una bola. Cada vez que Carla Angola habla, es un misil que dispara, pero no llega a ninguna parte porque es pura paja: Que ahora sí es verdad la invasión. Que si Trump lo dijo, por algo será. Marco Rubio dijo que ya cayó la isla de Margarita, y el primer preso es el espía Salazar, y está cantando que jode. Y uno dice: “Mira ese barco entrando en la bahía”. Y esos chavistas ponen los dos pies en tierra y se pierden. Si esta invasión no llega, no vamos a creer en más nadie. Se acabaron las sanciones y los bloqueos, porque estos carajos son más arrechos que el perro de los Branger, pero ahora vienen las invasiones y vienen echando candela.

Y mientras esperamos ansiosamente la invasión, los intelectuales se cayeron a letras por las redes sociales y se dijeron de todo entre los chavistas y los maduristas y los ni ni, y nosotros no nos metemos en esa vaina porque les vamos a dar medio guariney, como decía el dictador anterior. Ya es un lugar común decirlo, pero es una verdad verdadera, nosotros somos la gente decente y pensante, así que no perdemos tiempo en esa pendejada que si tu ONG es financiada por Rosa de Luxemburgo, y la tuya por Nelson Rockefeller. De lo que sí nos pudimos dar cuenta es que en el rato en que se desarrolló esa guerra intelectual, no produjeron ni una idea. Es una vaina bien contradictoria, a nadie se le ocurrió nada interesante, un concepto para desarrollarlo, una utopía, aunque sea una otredad, nada de esa vaina hubo.

Y mientras seguimos esperando la invasión, el miércoles 20 hubo una sesión especial de la Asamblea Nacional y el diputado por cualquier estado del país, Pedro Carreño, tomó la palabra y habló de ética, y citó a La Odisea, de Homero, y habló de los cantos de sirena, y dijo que había que agarrarse duro al mástil, al palo del barco, para no escuchar los cantos de sirenas, como escribió Homero en La Odisea. Ahora sí nos jodimos, ese Carreño como que es el mejor intelectual que tiene la dictadura, menos mal que no participó en la polémica entre los intelectuales, porque se los comía vivos. Uno lo escuchaba y creía que estaba en Grecia. Y no contento con Homero y La Odisea, después citó al poeta nuestro, a Andrés Eloy Blanco, y dijo una vaina ahí que como que no era del poeta, y pidió que no lo aplaudieran, porque estaban allanándole la inmunidad parlamentaria a un diputado de la dictadura que lo habían encontrado flagrante en una vaina. Y eso no se aplaude.

El papá de Margot nos vio a Margot y a mí, y nos dijo: “Y ustedes dos, pajaritos, ¿dónde se van a meter cuando vengan Julio Borges y Leopoldo López y Antonio Ledezma y Carlos Vecchio montados en un bombardero a caerle a cañonazos al país? Esta gente sí tiene bolas, apoyando una invasión desde Salamanca, en España, y nosotros aquí, como verdadera carne de cañón, esperando el coñazo. Y después que no quede nadie aquí, vendrán ellos a gobernar. ¡Qué bolas tienen! Váyanse al carajo, oposición de mierda, conmigo no cuenten, que, de paso, no se dónde coño me voy a meter cuando comience el peo”. Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: “¡Comenzó la invasión!, ¡comenzó la invasión!”.

Ya que no podemos cambiar el país, cambiemos de tema, me dice Margot.

 

Roberto Malaver 

 

 

 

 

 

 


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