Memorias de un escuálido en decadencia | Ganamos

01/08/2025.- ¡Los que quieren clandestinidad, vengan conmigo! Así gritó nuestra máxima comandanta en jefa y muchos la acompañaron en estas elecciones, y por eso ganamos, porque la abstención fue mayor que la gente que votó, y claro, nosotros no votamos porque estamos en la clandestinidad, y somos mayoría y ahora no sabemos qué carajo hacer con este triunfo. Los compañeros que votaron, que no se han unido a nosotros, también mantuvieron las alcaldías más importantes del país, pero perdieron unas cuantas; en cambio nosotros ganamos todo. Y somos mayoría, somos alegría. Aunque debo decirlo, nosotros no somos muy partidarios de la alegría, porque nos la pasamos arrechos con esta dictadura, y eso de reírse no es bueno cuando sabemos que nuestro pueblo está siendo perseguido, maltratado y torturado por la oprobiosa dictadura. Sin embargo, esta vez logramos un triunfo demoledor. Y ya son muchas las Unidades Tácticas de Combate —UTC— que se están formando en lo que queda de país, para expulsar de una buena vez y para siempre esta feroz dictadura. Así que llegó la hora resolutoria, como dijo en su mensaje nuestra comandanta en jefa, y resolutoria, para los que no lo saben, es determinante, es final, es se acabó, lo nuestro está muerto, se acabó, te digo que es cierto. Es una lástima que no estén con nosotros ahora los compañeros Teodoro Petkoff y Pompeyo Márquez para que nos den clases de cómo sobrevivir en esta clandestinidad luchando hasta el final, aunque ellos tampoco llegaron hasta el final, pero le echaron bolas pareja. Y en eso andamos, viendo cómo vamos a asumir esta nueva mayoría nacional e internacional.

Hay miedo en la dictadura porque ya sacaron nuevamnte el aviso de se busca al dictador. Y ahora subieron la recompensa, son 25 millones de dólares lo que están pagando por su captura. También se buscan el ministro Padrino y el hombre del garrote vil, ese del programita del ocho. Es decir, que por lo visto el compañero Trump no nos ha abandonado del todo. Aunque hay que decirlo, el compañero de cantos y labores, Trump, dice una vaina hoy y otra mañana, ahora la agarró con el comunista de al lado, es decir, con Lula, y lo está jodiendo a punta de aranceles, y hasta órdenes le da para que se comporte. En cambio, al comunsita del otro lado, es decir, al Petro, también se la tiene cantada, porque se le ocurrió declarar culpable al compañero Uribe y esa vaina es imperdonable, el comunista Petro le pidió al compañero Trump que no interfiera en la justicia colombiana, pero se nota que ese comunista no conoce el poder que le da el pueblo a un presidente de Estados Unidos, así son los comunistas, no saben un carajo del poder como sí sabemos nosotros, que fuimos tan sinceros. Hay que decir que el comunicado de solidaridad con el compañero Álvaro Uribe Vélez (nombre completo, por favor, que así se lo merecen los héroes), que publicó nuestra comandanta en jefa nos puso a llorar a todos por la fuerza y el sentimiento que llevaba corazón adentro. Todos quisimos firmar ese comunciado, pero en la clandestinidad es difcil hacer ese tipo de vainas sin que la dictadua nos detecte.

El papá de Margot escuchó el mensaje de nuestra comandanta en jefa y la voz de un compañero anunciando nuestro friunfo, y dijo: “Cooooño, pero hasta cuándo ganamos y nunca cobramos. Ganamos el 28 de julio del año pasado y Edmundo González se fue al otro día para el carajo viejo, como diciendo, esa vaina no es conmigo. Ahora volvimos a ganar y están todos en la clandestinidad, carajo, ¿nos estamos burlando de nosotros mismos o cómo es la vaina? La dictadura tiene 285 alcaldías y nosotros perdimos un montón, pero seguimos ganando. ¡Qué vaina tan rara! Aquí el único que está ganando es el dólar, que todos los días se va pa'encima. En la clandestinidad hay que hacer como el dólar, todos los días pa'encima, y subir hasta derrotarlos”. Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro, que la vecina salió gritando: “Vete pa'la clandestinidad, muérgano, para ver si esa puerta descansa”.

—La honestidad de la mendicidad me aturde —me declama Margot.             

Roberto Malaver 

 


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