Comentarios noticiables | Contra la acción de la contrarrevolución...

Está la defensa de la seguridad de la nación

23/05/2025.- El triunfo de Nicolás Maduro significó para el pueblo de la República Bolivariana de Venezuela seguir reafirmando, en su gloriosa historia de luchas, la independencia y soberanía verdaderas tras el combate heroico y frontal contra los opositores de la ultraderecha, entrenados, armados y asesorados por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica (EE. UU.). La victoria de Maduro constituyó otra de las más humillantes derrotas políticas en el tránsito de este país como gran potencia imperialista.

A Estados Unidos se le fue haciendo imposible, a partir del año 1999, sostener su determinación a seguir implantando su absurda política de conflictividad de todo tipo, destinada a arruinar la Revolución Bolivariana, reconquistar el país y reimplantar el sistema neocolonial que impuso a Venezuela durante la Cuarta República. Desde la llegada al poder del teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías, quien resultó victorioso en los comicios para la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela del 6 de diciembre de 1998, con el 56,20% de los votos, la oposición contrarrevolucionaria no ha escatimado esfuerzo alguno por llegar al poder a como dé lugar y a cualquier precio.

La etapa de confrontación de EE. UU. con el gobierno de Venezuela está forjada como una política sostenida con los pronunciamientos de la doctrina Monroe de 1823 —"América para los americanos (del norte)"—, debido a la caída de los imperios coloniales de España y Portugal en América Latina. Esta situación le vino a la nación del norte de América como anillo al dedo cuando ya emprendía el camino hacia el desarrollo capitalista acelerado, con su salvaje aplicación. Ese proceso muy particular de desarrollo capitalista sirvió de impulso a la formación, entre las clases dominantes, de los ideólogos del destino manifiesto y el expansionismo imperial. Ellos pudieron convencer al mundo, apoyados en una parte del discurso anual del presidente norteamericano James Monroe, del 2 de diciembre de 1823. Este sostiene que el continente americano no puede ser en adelante objeto de colonización por parte de las potencias europeas, ya que esto sería considerado como una acción de hostilidad, de injerencia política o de otra índole en los asuntos internos de los países del continente americano. Así fue proclamada la llamada doctrina Monroe, para detener la amenaza de la Santa Alianza (Gran Bretaña, España, Portugal).

Al cabo de 76 años (1823-1899) de haber puesto en marcha la doctrina Monroe, EE. UU. desvalorizó su aplicación en el caso del Laudo Arbitral del 3 de septiembre de 1899, que dictó decisión a favor de Gran Bretaña sobre el despojo del territorio de 160 mil kilómetros cuadrados de la Guayana Esequiba a Venezuela, sin importar que nuestra nación fuera parte del continente americano. Hoy el Estado venezolano insiste en recuperar legítimamente el territorio histórico del Esequibo, establecido en la Capitanía General de Venezuela de 1777.

Hasta el presente, EE. UU. ha causado pérdidas humanas y materiales al pueblo de Simón Bolívar, así como sufrimiento. Eso ha implicado peligros constantes como resultado de la subversión política e ideológica desatada, causando un daño que se caracteriza por su perpetua e inestimable magnitud.

¿Quiénes, dirigidos por EE. UU., emprenden en el país acciones encubiertas de golpes de Estado, guerra y terrorismo? Los grupos contrarrevolucionarios promovidos y apoyados por el Departamento de Estado estadounidense, la CIA, el FBI y el narcotráfico, dentro y fuera de Venezuela, en operaciones para derrocar el gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro. Los fondos otorgados a la contrarrevolución venezolana necesarios para concretar programas contra el Estado y el pueblo ahora se realizan mediante pagos en criptomonedas, para poner un velo al hostigamiento directo que proviene de la administración del país norteamericano.

Participan de estos hechos contra la paz y la seguridad nacionales los opositores ultraderechistas Juan Guaidó, María Corina Machado, Leopoldo López, Julio Borges, Carlos Vecchio, Iván Simonovis, Antonio Ledezma, Henry Ramos Allup y algunos otros renegados neofascistas de pacotilla, quienes son dignos de expropiarles los bienes que ilícitamente han expropiado a la nación.

Está visto que EE. UU., en el contexto de guerra mediática, económica, política y diplomática de larga duración contra Venezuela, no abandona su pretensión de poner fin a la democracia popular dirigida por el presidente Maduro. Hoy, ante los hechos demostrados y confesos, ningún venezolano tendría derecho a dudar de quiénes son los responsables, en su obsesión contra la Revolución Bolivariana. La reciente captura de 38 mercenarios, 21 venezolanos y 17 extranjeros, involucrados en actos desestabilizadores para impedir los comicios del domingo 25 de mayo de 2025, en la frontera con Colombia y en vuelos regulares, es una realidad irrefutable, que demuestra la amenaza permanente del sobredimensionamiento de la actividad conspirativa.

El vicepresidente sectorial de Política, Seguridad Ciudadana y Paz, Diosdado Cabello Rondón, reveló que la operación Tuntún sigue desarrollándose con normalidad. Para nadie es un secreto que los venezolanos merecen que se garantice su protección contra cualquier hecho o situación que pudiera constituir riesgo o peligro grave e inminente, según lo dispone la regulación prevista en la Ley Orgánica de Seguridad de la nación.

 

J. J. Álvarez


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