Al derecho y al revés | Votar aunque no en todas las casillas

21/05/2025.- Entre pitos y flautas nuestra sociedad llega a la primera elección de las dos que están pautadas para este año sin que en muchos casos se sepa quiénes son y a qué se dedican los aspirantes a gobernaciones o diputaciones.

En el ambiente no se nota el jolgorio de otras épocas cuando los venezolanos gastábamos bromas bajo cualquier pretexto sin darnos cuenta de la tormenta que se estaba gestando.

El cansancio y la desesperanza se notan en el ambiente, sobre todo en los municipios donde, por lo general, gana la oposición, que después de pedir sus dirigentes al gobierno de Trump que nos apliquen más sanciones, estos han perdido credibilidad.

Pero el cansancio también tiene origen a que, por increíble que parezca, los períodos constitucionales de alcaldes y gobernadores no son fracciones perfectas de los del Presidente, y eso lleva a que prácticamente tenemos elecciones todos los años, lo cual incide en la productividad del país.

Este problema es uno de los que se pueden resolver cuando se reforme la Constitución según se tiene previsto este año.

Pero queda la desesperanza, hija tanto de “dirigentes” que viajan a Estados Unidos y Europa para pedir que nos asfixien económicamente, como de la escalada de Donald Trump contra los migrantes venezolanos a los que usa como excusa no solo de su torpeza y mezquindad sino de la que han sufrido los últimos emperadores yanquis.

A pocos días de las elecciones, y producto de la escasa formación de no pocos periodistas o de que en muchos casos se cuidan de hacer preguntas “difíciles” a entrevistados “bates quebrados”, el debate se ha centrado en votar o no, pasando por alto que la Constitución actual, a diferencia de la anterior de 1961, no obliga a votar ya que correctamente considera el voto como un derecho.

De manera que votar realmente no es obligatorio y normalmente no lo sería de no ser que la golpista mayor, la que tira piedras y esconde la mano como recuerda el refrán, irresponsablemente, porque fue ella, MCM, quien pidió sanciones económicas al Gobierno de Estados Unidos y a la Unión Europea, ahora, como si esas traiciones a quienes vivimos aquí no tuvieran consecuencias, llama a la abstención, para el mismo día de la elección anunciar porcentajes mentirosos y declararse “reina de la misma”.

Ese hecho lleva a votar, aunque se anularan todas las casillas.

En mi caso, elector de Miranda, no veo razones para cambiar, pero el voto de los diputados tendrá que ser evaluado.

La mayoría de los actuales pasan sin pena ni gloria y mejor quizás que no se postularan, basta escuchar las pocas veces que toman la palabra, para darse uno cuenta de las pavadas que dicen cuando se adhieren a una propuesta.

Hay, sin embargo, algunos a los que se les ve garra y merecen el voto.

En el caso de los legisladores regionales —nuestra capital tiene tres municipios mirandinos en lo que es el territorio de la Gran Caracas— la acción de este cuerpo es muy pobre y generalmente inútil.

Apartando casos contados con los dedos de la mano, en los que una industria naciente pide ayuda, el Consejo Legislativo Regional es un organismo burocrático que pocas veces ejerce influencia más allá de regalar balones y otros objetos deportivos.

Así que mi voto dejará casillas en blanco, pero lo ejerceré para que no termine MCM sumándolo a una masa variopinta, carente de organización y que ven el acto de votar como una revancha.

 

Domingo Alberto Rangel


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