Al derecho y al revés | Por el regreso de Maikely Antonella
07/05/2025.- El caso de la bebé técnicamente secuestrada por el gobierno de Donald Trump es a la vez interesante y revelador, pero, dado que no todas las variables se han hecho del conocimiento público, vale la pena aclarar algunos datos.
En primer lugar, no se ha dicho dónde nació esa bebita, aun cuando para nosotros haya nacido en Venezuela, en los Estados Unidos o en una isla del Pacífico, es venezolana por ser hija de padre y madre connacionales nuestros.
Pero vale la pena aclarar si nació en los Estados Unidos, que no es así porque ese detalle no cambia nuestro punto de vista que es el que más pesa a la hora del derecho y la justicia.
Si no hubiese nacido en territorio estadounidense, la bebé es claramente venezolana y está más que secuestrada por el gobierno de Trump.
Y si tuviese la doble nacionalidad por haber nacido durante la migración de sus padres y llegada a EE.UU. igual está secuestrada la niña, al estar vivos sus padres que piden se les devuelva.
El caso es tremendo porque incluye al padre secuestrado en una de las prisiones donde el salvaje negador de los derechos humanos más elementales, es decir, el dictador de El Salvador, Nayib Bukele, quien se lucra por mantener a este venezolano y otros, cobrando 5.000 dólares al mes por esta vil acción negadora del debido proceso, como si estos venezolanos, incluido el padre de la niña, fuesen una mercancía y como si estuviéramos viviendo las épocas salvajes de piratas y vikingos o de conquistadores españoles, ojo.
A vista del público, nuestro gobierno ha hecho todo lo que desde el sistema internacional de derechos humanos, la democracia internacional pone a disposición de los países para garantizar un mínimo de civilización.
El Fiscal ha declarado, el Canciller también y el Embajador ante las Naciones Unidas ha hecho lo propio. Y todas las oficinas venezolanas llenan papeles en pro del fin de este secuestro.
El TSJ se ha pronunciado a favor de la tesis del secuestro y, por supuesto, la madre de la bebé pide la devolución de la niña a Venezuela.
Todo indica una situación similar a la de un muchacho cubano, Elián, cuyos familiares residentes en Florida pretendían retenerlo una vez fallecida su madre, quien se lo había llevado contra su voluntad desde Cuba.
En aquel caso el sistema judicial estadounidense falló a favor de la razón y Elián, que era menor de edad, fue devuelto con su padre a la Isla.
En el de la bebé venezolana la decisión debe ser similar, aunque chillen en Washington, pero hay un cambio y es la reticencia del presidente Trump, un malcriado desde la cuna al irrespetar leyes y procedimientos: este mandatario que ha declarado recientemente estar encima de la ley y ha puesto en duda el que se deba respetar la Constitución, pero es quien hoy día preside a los Estados Unidos, donde siempre ha sido costumbre que sobre cualquier funcionario manda la ley.
En el caso de Elián, bajo la batuta del comandante Fidel Castro toda Cuba se movilizó y se vieron inmensas manifestaciones por su retorno.
Aquí todavía eso no se ha visto y hay opiniones de opositores y opositoras escuálidos, pocos afortunadamente, que insisten en que “esto no está claro”, por eso hoy aclaro.
Pero es la sociedad civil la que debe apoyar a esta madre que tenía dos años detenida en una cárcel yanqui y que ahora retornada en un viaje del programa “Vuelta a la Patria” está con nosotros.
No he visto pegatinas en automóviles que pidan el cese del secuestro, no he visto letreros similares en negocios y tampoco en oficinas públicas, lo cual es necesario como lo fueron las inmensas movilizaciones que se vieron en Cuba por el regreso de Elián a la Isla.
Con tiza hice lo propio en mi auto particular, ¡qué esperan otros para hacer lo mismo o algo mejor: pedir una inmensa movilización que no se haga en el marco electoral y donde los que pidan la vuelta a la patria de esa niña sean venezolanos comunes y no solo candidatos a diputados o gobernadores!
¡No es algo tan complicado!
Domingo Alberto Rangel