Memorias de un escuálido en decadencia

Roberto Malaver

Espada

¡No me empujen que yo me caigo solito! La llegada de Petro al poder nos ha jodido la vida. Es verdad que el compañero Duque fue nuestro mejor aliado, pero carajo, por atendernos a nosotros se olvidó de que era el presidente de Colombia, y aquello fue un desastre. Líderes sociales muertos todos los días, y masacres por aquí y por allá, y así no se puede ser presidente, y eso se lo cobraron votando por este Petro. Uno es de oposición y sabe cómo es la vaina, pero carajo, lo de Duque fue caída y mesa limpia. Pero la vaina más arrecha fue que todavía, siendo presidente quiso joder a Petro impidiéndole que la espada del Bolívar chavista estuviera ahí, -digo Bolívar chavista porque esa gente se lo cogió para ellos-. Y ahí fue cuando el Petro, al nombrarlo presidente dio la primera orden y fue joder a Duque para que se fuera más arrecho para su casa, y dijo que le llevaran su espada, que no sea pendejo Duque si cree que me a echar esa vaina,  y desenvainaron la espada y la llevaron rumbo a la plaza de Bolívar. Y hubo un tiempo de descanso, un recreo, mientras llegaba la espada. Y lo peor de la vaina fue que cuando pasaba la espada frente a los mandatarios que estaban allí de invitados, todos se pararon para aplaudir, menos el Rey Felipe, quien parece que la espada de Bolívar lo sentó de culo, porque no tuvo fuerza para ponerse de pie ante una espada que les jodío la vida y, por lo visto, se las va a seguir jodiendo.

Ese es el peo. Que quedan una serie de símbolos sueltos por ahí y uno se descuida y esos simboles nos joden la vida. Justo cuando llegaba la espada, muchos de los que estaban ahí, marginales con toda seguridad, comenzaron a gritar: “Alerta. Alerta. Alerta, que camina la espada de Bolívar por América Latina”, y el Rey Felipe, que estaba a punto de ponerse de pie, cuando escuchó ese canto se volvió a sentar porque ni de vaina, esa espada me puede  volver a joder a mí. En fin, que tenemos que aprender, nosotros en la oposición no tenemos ningún símbolo. Ya nos olvidamos hasta de la pipa de Rómulo Betancourt, solo Espoleta Allup se acuerda de vez en cuando de ese hombre. Cómo será la vaina, que el poeta López, empezó a decir que era el Mandela de Venezuela, y la gente todavía se está riendo. En cambio, cuando esta gente agarra un símbolo, una bandera, una canción, una frase, esas vainas que tiene el chavismo que con todo monta una fiesta y hace un congreso de la patria, de la nueva época, de la vida por vivir, en fin, han hecho miles de congresos y ninguno funciona, pero nadie los recuerda, porque claro, fueron momentos de alegría que murieron al otro día. Y esa vaina  funciona.  Nosotros en cambio sacamos a los santos en procesión para ver si Dios quiere y la dictadura se va si cruzamos a esos santos en las esquinas y de repente se produce el milagro, ¿ustedes han visto semejante vaina? Así pensamos nosotros. Esas son las ideas. También hablamos con el compañero Trump, a quien le invadieron la casa en Estados Unidos, -es que a la hora de invadir, esos gringos no perdonan-, nos dijo aquella frase que nos volvió locos: “Todas las opciones están sobre la mesa”. Y a silletazo limpio sacaron al interino del estado Cojedes porque no había otra opción en el restaurant donde estaba.

El papá de Margot vio cuando la hija de Carlos Pizarro le colocó la banda presidencial a Petro y por poco le da una vaina: “Eso emociona, carajo”- dijo. Y con la espada de Bolívar se soltó una frase arrecha: “No invitaron a nadie de Venezuela pero con la espada de Bolívar nos hicimos presentes todos”. Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina gritó: “Vete pa Colombia, muérgano”.

-Estoy contento yo no sé qué es lo que siento.- me canta Margot

Thomas Mann

“La guerra es una escapatoria cobarde a los problemas de la vida” Fue una de las tantas frases del inteligente escritor alemán Thomas Mann. Premio Nobel de literatura en 1929. En 1913 publica Muerte en Venecia, una obra cumbre en el género de novelas breves. Allí hay poesía y música y talento. Se presenta una relación entre el joven Tadzio y un músico que está preparándose para la muerte. Un encuentro entre la belleza y la muerte. Esta novela fue llevada al cine por Luchino Visconti, con música de Gustav Mahler. Después publicó otra de sus obras de la que se conserva su vitalidad por los planteamientos que hace: La montaña mágica. Había comenzado a escribirla en 1912, y es en 1924 cuando la pública. Luego vinieron la tetralogía José y sus hermanos, entre 1933 y 1943. Y más adelante, Carlota en Weimar, donde plantea la relación entre Goethe y Carlota. También publicó una gran cantidad de ensayos. Había nacido en Alemania el 6 de junio de 1875, y murió en Suiza, el 12 de agosto de 1955.

 

Roberto Malaver

 


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