Micromentarios | Tráfico fantasma

El modelo matemático ha ayudado a comprender de modo científico el fenómeno del tráfico

Casi todos los días, en las horas de mayor tránsito, se observan algunos atascos en las autopistas que, al final, parecen no tener ninguna causa: no hay vehículos detenidos o chocados, ni nada que justifique el embotellamiento.

Hasta hace algunos años se ignoraba cómo se originan tales atascos, pero ahora, gracias a un modelo matemático, se sabe qué los produce. Este fenómeno, conocido como tráfico fantasma, ocurre por la acumulación de pequeñas perturbaciones en el tránsito. Tales perturbaciones son ocasionadas, casi siempre, por los choferes.

Entre las más comunes se cuentan las detenciones momentáneas causadas por indecisiones o el nerviosismo de algunos conductores; el frenado repentino tras un descuido; el cambio de canal de uno o varios autos o cualquier retardo producido voluntaria o involuntariamente en la vía.

Estos trastornos de circulación tienen una duración que oscila entre algunos segundos y unos pocos minutos, pero su efecto es expansivo y se multiplica por la cantidad de autos que transitan por el lugar en ese y en los próximos momentos.

De esta manera, lo que en principio fue un cambio de canal de uno o dos segundos, y obligó a los vehículos que circulaban por ambos carriles a reducir levemente su velocidad o a detenerse, se fue multiplicando decenas o cientos de veces, según el volumen de autos en circulación, provocando el tráfico fantasma.

El atasco aumenta a medida que más autos se incorporan a la vía y desaparece como si alguien dijera abracadabra, cuando la circulación se reduce.

Los eventos más comunes en el origen del tráfico fantasma son los choques entre vehículos y el mal funcionamiento del motor en uno de ellos.

Pensemos en este último caso. El conductor del auto trata de encenderlo varias veces hasta que comprende que no podrá hacerlo. En esta acción pueden transcurrir dos o más minutos. Luego, si lo llevaba por la vía rápida, mientras sale del auto y lo empuja hasta el canal lento, pasan otros minutos.

En principio, los que venían detrás, debieron cambiar al canal central para seguir su curso, en tanto los que circulaban por este se detuvieron para darles paso.

Si, como ocurre en Venezuela, que en horas de mucho tránsito no se respeta el hombrillo o canal lento, también los autos que viajaban por este tuvieron que parar mientras el del motor estropeado se ubicaba.

Episodios como los reseñados se observan a cada momento en cualquier autopista del mundo, en horas pico, y son una de las mayores fuentes de estrés del mundo contemporáneo.

Un detalle curioso adicional: el modelo matemático que ha ayudado a comprender de modo científico el fenómeno del tráfico fantasma es el mismo que se aplica a las ondas provocadas por una explosión.

 

Armando José Sequera


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